Programas de AMLO benefician a los ricos y ahogan más a los pobres: estudio
El discurso incesante del Gobierno federal que manifiesta que “por el bien de todos, primero los pobres” se convierte en pura palabrería cuando los programas sociales deplegados por la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, han aumentado el número de hogares de familias ricas beneficiadas y disminuido el de las familias pobres favorecidas, como apuntan diversos análisis académicos.
Prueba de ello es que, en 2016, el 67% de la población en situación de pobreza recibia, al menos los beneficios de un programa social, pero para 2020, bajó a 43%, es decir, en el 10% más rico del país, prácticamente se triplicó el porcentaje de la población que recibe programas sociales, según datos oficiales. Actualmente se cuentra con 16 programas prioritarios de desarrollo social como las Becas del Bienestar Benito Juárez, Jóvenes Escribiendo el Futuro, Sembrando Vida y la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores.
En este contexto, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) señaló que ante el deterioro de las condicones de la movilidad social registradas entre 2018 y 2020, como se percibió en los resultados del Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2022 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), es necesario que la política en desarrollo social del gobierno, se reoriente hacia la población en condiciones de mayor pobreza.
Rodolfo de la Torre, director de Movilidad Social en el CEEY apunta que la movilidad social, concebida como el cambio en las condiciones socioeconómicas de las personas de una generación a otra, depende crucialmente de los recursos económicos de los hogares, del nivel educativo de los padres y de la salud de estos.
Los programas sociales de la actual administración han reducido el monto prometio de las transferencias monetarias dedicadas a los hogares con menores ingresos, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018 y 2020.
En 2020, año azotado por la pandemia, los mayores incrementos en las carencias de la spersonas fueron las de acceso a los servicios de salud, de ingreso, de alimentación y de educación; lo que repercutió de mayor manera en las personas menos favorecidas, así como en las nuevas generaciones que de ellas se desprendan.
El CEEY refiere que, a pesar de que entre 2018 y 2020 el gasto en desarrollo social se incrementó en 9.6% en términos reales, también se incrementaron las carencias de aquellos que ya tenían una mayor deventaja. Entre ellas, el acceso a servicios de salud de la población más pobre (primer decil) aumentó de 16.8% a 39.9% y sus transferencias monetarias promedio se redujeron 42%.
A su vez, las transferencias para los grupos de ingresos medios y altos han aumentado. Por ejemplo, para el estrato de mayor ingreso (décimo decil) se han duplicado. Esto profundiza aún más la desigualdad de oportunidades y reduce la movilidad social esperada.
Por ende, para que la política de desarrollo promueva la movilidad social es necesario que el gasto en desarrollo aumente las oportunidades, en primer lugar, de las personas en condiciones de mayor pobreza, concluyó De la Torre.