Vamos de mal en peor
No hubo, pues, reactivación de la economía, a pesar de las optimistas declaraciones del presidente López Obrador
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), acaba de dar a conocer el resultado de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOEN), relativa al mes de diciembre de 2021, misma que arrojó los datos siguientes. La Población Económicamente Activa (PEA) era de 59 millones, de los cuales 56 millones 900 mil personas tuvieron ocupación en ese mes. La población desocupada fue de dos millones 100 mil personas y, de acuerdo con la tasa mensual, el porcentaje de desocupación creció, quedando en cuatro por ciento de la PEA; también se incrementó la tasa de subocupación, que alcanzó el 11.1 por ciento en el mismo periodo, sumando 5 millones 700 mil mexicanos. Y, finalmente, creció también la informalidad laboral, colocándose en 56.2 por ciento, lo que representó 32.2 millones de habitantes. De acuerdo con estos datos oficiales, en diciembre de 2021 la cantidad de mexicanos en edad de trabajar que estuvieron desocupados, subocupados o en la informalidad alcanzó la escalofriante cantidad de 40 millones. No hubo, pues, reactivación de la economía, a pesar de las optimistas declaraciones del presidente López Obrador.
Aunado a lo anterior, que refleja una realidad bastante preocupante, está el tema de los migrantes mexicanos en los EE. UU. En 2020 había 11 millones 500 mil migrantes mexicanos residentes en aquel país, cantidad que se ha venido incrementando, precisamente, por la falta de empleos o de empleos temporales, así como por los bajos salarios que, a pesar de su reciente incremento, se hacen humo frente a la inflación actual. Pero también allá, en el supuesto paraíso celestial en la tierra, hay desempleo para este sector poblacional. De acuerdo con la fundación BBVA, “la tasa de desempleo de la población migrante mexicana pasó de 6.6 por ciento en marzo a 17 por ciento en abril de 2020”, a pesar de lo cual, en ese año enviaron remesas por 40 mil 600 millones de dólares. El documento consultado, Anuario de migración y remesas México, edición 2021, publicado por el BBVA el 14 de julio 2021, también señala que el desempleo “entre mayo y junio de 2021 se ubicó en 4.7 por ciento”, por lo que es probable que de mayo de 2020 a junio de 2021 -dado que el documento no incluye datos de ese periodo- se hayan estado recuperando algunos empleos. Pero tengamos presente que las remesas llegan a las familias de los migrantes y, en consecuencia, que su impacto en la economía nacional es reducido, aunque López Obrador esté feliz feliz y agradecido con los mexicanos que están del otro lado de la frontera, ¡claro!, porque darles trabajo para que no emigren implica inversiones muy grandes que ni él ni la burguesía quieren hacer.
La situación económica de la inmensa mayoría de los mexicanos ha llegado a niveles verdaderamente desesperantes, a lo que que se ha sumado la pandemia por la Covid-19. Por eso no es ningún misterio descifrar la causa del incremento de la violencia, incluyendo la del narcotráfico, violencia que se nutre de los pobres que no tienen trabajo, sobre todo de los jóvenes; los homicidios dolosos suman ya 111 mil 48 en lo que va del presente sexenio, los feminicidios, que a pesar de los discursos no se reducen, pues de enero a noviembre del año pasado fueron asesinadas 3 mil 462 mujeres, un promedio de 10 al día (según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública; los robos, ya sean en el transporte público, en las calles o en los domicilios, etc., así como el incremento de los suicidios. Si no hay empleos para todos, si los que tienen la suerte de tenerlo ganan un salario que cada día alcanza menos para vivir, si nuestros seres queridos están enfermos y no contamos con servicio médico, si el casero amenaza con desalojarnos, si nos dejan sin servicios por adeudo, etc., etc., ¿cómo, pues, poder cubrir esas necesidades mínimas indispensables para vivir como un verdadero ser humano?
En tanto no se combata la pobreza de manera estructural, con políticas de Estado verdaderamente profundas y permanentes, que vayan, pues, a la raíz del problema, a su causa y no a su efecto, continuarán el desempleo, los bajos salarios y se agravarán los males que ahora nos aquejan. Pero, ¿eso es lo que está haciendo el gobierno de López Obrador? Por supuesto que no, él está repartiendo dinero porque su interés está puesto en lo electoral, no en el bienestar de los mexicanos más necesitados. Y solo como pruebas recientes, menciono dos: su anuncio reciente de incrementar los montos de algunas ayudas y el pleito cerrado en contra del INE. El “primero los pobres”, fue solo el anzuelo para enganchar a quienes, hartos de los gobiernos anteriores, creyeron que con Andrés Manuel sí habría un verdadero cambio para mejorar. Pero, ya a la mitad de su sexenio y con los pésimos resultados obtenidos, ¿no va siendo ya tiempo de que se quiten la venda de los ojos y vean la realidad en toda su crudeza? Ojalá que así lo hagan y pronto. Es urgente que las numerosas masas populares y de trabajadores se organicen y luchen, pues en sus manos está el poder enderezar el rumbo y llavar a buen puerto la economía de nuestro país.