Opinión: Menos posgraduandos, otro golpe de la 4T
Luis Miguel López Alanís
Mientras, por un lado, el presidente López Obrador hace en Campeche una mañanera tardía llamada “Informe”, por el otro, Sonora se entera de que al menos 450 jóvenes de la Universidad de Sonora (UNISON) —que esta entidad estaba preparando para ser científicos de alto nivel—, han sido avisados, de golpe y porrazo, que ya no recibirán la beca que el Conahcyt les tenía programada. ¿Qué significa esto? Que la inmensa mayoría de ellos ya no podrá ni continuar ni intentar hacer tales estudios, por no tener los recursos necesarios, recursos que la beca subsanaba. Eso significa que en el futuro cercano Sonora tendrá menos personal altamente capacitado del que necesitará para enfrentar sus problemas, tendrá menos científicos, menos investigadores y menos académicos de alto nivel que puedan preparar a otros en su camino. En otras palabras, que Sonora no estará capacitada a futuro para dar la batalla por el dominio de las ciencias y la alta tecnología o, cuando menos, que esta acción gubernamental compromete seriamente esa capacidad.
Las acciones de López Obrador, disfrazadas de progreso y anticorrupción, en realidad nos conducen a ser cada vez más dependientes del capitalismo norteamericano. Cada vez serán menos los profesionistas que logren alcanzar el nivel de excelencia y, regularmente, serán los que tengan con qué; de nuevo el pueblo y sus hijos quedan fuera de los planes de desarrollo del neoliberalismo que encabeza López Obrador.
Para contextualizar un poco este brutal golpe, considere lo siguiente. Cuando un tecnológico o universidad pública o privada reúne los requerimientos de estructura e infraestructura para garantizar un curso adicional y superior a cualquier alumno graduado de nivel de licenciatura que lo solicite y cumpla los requisitos, inscribe dicho curso en el Sistema Nacional de Posgrados (SNP) del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt, antes simplemente Conacyt). Una vez aprobado y en funciones —lo cual representa toda una conquista social de la institución educativa que lo logra—, el mismo Conahcyt promovía la generación de miles de nuevos científicos de alto nivel, ya fuera a nivel de especialidad, maestría o de doctorado, mediante un sistema de becas acorde con algunos de los requerimientos mínimos de cada posgrado concreto. Así, había becas desde casi 10 mil hasta casi 15 mil pesos mensuales por periodos hasta de 60 meses, dependiendo del tipo de posgrado.
De por sí, ese sistema ya había sido fuertemente cuestionado por destinar pocos recursos y apoyos para impulsar la generación de los muchos miles de científicos que requiere el desarrollo de nuestra patria y dejar de ser esclava dependiente de otras naciones poderosas. Pues ahora, contra todo lo prometido por la 4T, miles de programas de posgrado de decenas de universidades del país, incluidas las sonorenses, se quedarán sin becas ya que solo el 18.4 por ciento de ellos son considerados prioritarios por el Conahcyt. Para justificar esta zancadilla de la 4T al país, se argumenta el mal uso de los sistemas de becas, es decir, corrupción ¡corrupción en el 81.6 por ciento de los posgrados de México! ¿Es creíble! Tan sólo en el sector público hay 2 mil 814 posgrados. Y para acabar con su “corrupción” ¡casi se destruye dicho sistema! Es como quitarle a un niño los piojos a balazos.
Para posgrados en instituciones educativas privadas, definitivamente les tocará cero becas Conahcyt, lo cual es una sinrazón auténtica, pues no se puede negar el importante papel que han jugado en el desarrollo de la ciencia y la tecnología nacionales y que seguramente seguirán jugando. Optar por la educación popular para el desarrollo del hijo del obrero y del campesino primero, es correcto, pero ello no debe significar atacar de manera bestial la educación privada. El reto de un Estado progresista, responsable y visionario de la justicia social auténtica, es encontrar las vías y métodos pacíficos, legales y democráticos para incorporar esas instituciones privadas, junto con las públicas, a los planes de desarrollo de la nación y colaborar hasta donde sea posible, a menos que se quiera a propósito debilitar al país para hacerlo más fácil víctima del imperio vecino, que es lo que, a nuestro juicio, busca en última instancia Morena, porque bien podría hacer todos sus chanchullos electoreros sin desmantelar al Estado mexicano, sin destruir los programas educativos y sociales de todo tipo y, en este caso, sin desmantelar el sistema de becas para las mentalidades más avanzadas de la patria. Teniendo el poder tiene la forma de hacerlo sin exponernos, sin entregar aún más nuestra soberanía y nuestro futuro al extranjero, pero tiene otros objetivos ocultos. Este paso contra una importante parte de la conciencia nacional, la representada por nuestros científicos e investigadores, responde claramente a la política de debilitamiento de las conciencias nacionales que el imperialismo está instrumentando en el mundo y Morena se presta indignamente a ello: Morena es la forma mexicana del neoliberalismo actual.
Académicos e instituciones de educación superior han elevado sus voces y hecho unánime los reclamos contra los nuevos lineamientos del Sistema Nacional de Posgrados y Antorcha se suma a estas voces. Urge echar atrás esta medida y apoyar de inmediato a nuestros posgraduandos y a los que están por serlo. López Obrador debe poner fin a esta agresión y restaurar el sistema de becas a posgraduandos, mejorándolo y destinándole más recursos en vez de recortes.
Toda la esperanza y la ilusión que despiertan en el pueblo más sencillo los programas truculentos de becas chiquitas, con las toneladas y toneladas de palabras para hacer verlas grandotas, todos los programas engañosos para regalar uniformes escolares de telas baratitas, mochilas defectuosas, útiles escolares económicos, todo el debate distractor y tramposo de los libros de texto, toda esa auténtica politiquería queda en la nada demagógica ante hechos como este, esta es la realidad de la 4T: 104 universidades, colegios e instituciones de educación superior públicos han tenido afectaciones en distintos niveles debido al recorte en las becas, miles de programas de posgrado se quedarán sin ellas y cientos, quizá miles también, deberán ser cerrados definitivamente echando a perder para siempre uno de los más finos trabajos de la intelectualidad mexicana de décadas. Este es un golpe artero que la clase trabajadora y los mejores mexicanos no pueden tolerar ni consentir, dándole otra vez el poder al marrullero oficialismo.