Opinión: El pensamiento del presidente Xi Jinping y los valores comunes del ser humano
Por Aníbal Carlos Zottele
El libro Xi Jinping: La gobernación y administración de China (IV) escrito por el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, contiene aspectos centrales de su pensamiento en una obra que forma parte de una serie de textos destinados a profundizar en la teoría y práctica de la gobernanza bajo el liderazgo del Partido Comunista de China (PCCh). Es por lo tanto, un material de estudio imprescindible para quienes consideramos al socialismo científico como una fuente escencial para interpretar y transformar las lacerantes situaciones socioeconómicas que afectan a miles de millones de personas en el planeta.
En este cuarto volumen, ofrece una visión detallada de las estrategias implementadas por el gobierno chino a lo largo del siglo XXI, en términos de gestión administrativa, política pública y liderazgo estatal, tal como indica el presidente Xi:
“Hace unos días, celebramos un gran acto para conmemorar el centenario del PCCh. A lo largo de la última centuria, el PCCh ha unido y dirigido al pueblo chino en una lucha sin descanso, logrando que la nación china haya recibido el gran salto que la ha llevado de su puesta en pie a una modesta prosperidad y a una incipiente fortaleza. En los últimos 100 años, el PCCh ha persistido en unir los destinos del pueblo chino y del resto de pueblos, y ha dirigido el avance del desarrollo de China en el contexto mundial y la corriente de los tiempos, promoviendo el desarrollo y la prosperidad común de los países del mundo.” (p. 540).
El libro refleja los conceptos y las políticas de Xi Jinping sobre la gobernanza moderna, poniendo un fuerte énfasis en diversos tópicos entre los que destaca la implementación de reformas profundas en el aparato estatal, y la creación de políticas o iniciativas de alcance internacional. En tal sentido, aboga por un gobierno eficiente, responsable y, sobre todo, alineado con los principios del “socialismo con peculiaridades chinas de la nueva era”, un concepto que define el rumbo de la política nacional y propone una interacción más profunda y estratégica con el contexto global:
“… China ha cumplido el objetivo de construir integralmente una sociedad modestamente acomodada y ha iniciado una nueva marcha para materializar la construcción integral de un país socialista moderno, mientras el pueblo chino ha aumentado continuamente su percepción de beneficio, felicidad y seguridad. Llevar a buen término los asuntos de China, conseguir que más de 1.400 millones de personas tengan una vida cada vez mejor, y promover la noble causa de la paz y el desarrollo humano son los inquebrantables objetivos de lucha del PCCh. Con persistencia en la concepción de desarrollo centrada en el pueblo, el Partido va a reflexionar desde la vastedad del espacio y el tiempo sobre las profundas cuestiones de la revitalización nacional y el progreso humano, uniendo y conduciendo al pueblo chino en la exploración y el avance para crear un futuro más hermoso” (p. 544).
Frente a los conflictos mundiales de creciente magnitud que se avizoran especialmente en la última década, el presidente Xi desarrolló como uno de los ejes fundamentales contenidos en el documento que aquí se analiza, es la necesidad de establecer mecanismos de cooperación internacional basados en el respeto mutuo, el apoyo recíproco y la no injerencia en asuntos internos de cada país, buscando mantener la estabilidad política y económica entre todas las naciones. Al respecto, subrayó la necesidad de que la propuesta de la comunidad de destino de la humanidad sea efectiva para generar nuevas alianzas en el orden social y político, gestionando de manera óptima la creciente diversidad de problemas y desafíos contemporáneos.
El concepto de la comunidad de destino de la humanidad es una de las categorías filosóficas centrales de la política extrerior promovida por China, a través de los distintos discursos expresados por el presidente Xi Jinping en plataformas internacionales, como la ONU, APEC, el G20 y la ASEAN, en la búsqueda de posicionar al gran país asiático como un actor clave en la configuración de un orden mundial más interconectado y colaborativo. Por ello debe considerarse como fundamento de otros proyectos de alcance global, en particular de la mayor iniciativa que algún país haya incorporado en tiempos contemporáneos como en el caso de la Franja y la Ruta.
“… China tiene la voluntad de entablar diálogos con la ANSEA sobre el afrontamiento del cambio climático, fortalecer la comunicación en políticas y el intercambio de experiencias, y vincular los planes para el desarrollo sostenible. Hace falta promover conjuntamente la transición energética regional, explorar el establecimiento de centros de cooperación de energías limpias y mejorar la compartición de tecnologías de energías renovables. También se necesita reforzar la cooperación en finanzas e inversiones ecológicas, en pos de apoyar el desarrollo regional bajo en carbono y sostenible. China está lista para poner en práctica el plan de acción China-ANSEA para el desarrollo agrícola ecológico a fin de reforzar la resiliencia y sostenibilidad de este sector de los países. Además, es menester aumentar la vitalidad del Centro de Investigación y Desarrollo Conjuntos de Ciencia y Tecnología Marinas China-ANSEA, y establecer la asociación de la economía azul en promoción del desarrollo marino sostenible” (p. 565).
En la misma dirección el presidente Xi profundizó en las políticas de atención y cuidado del medio ambiente, así como en el fortalecimiento de organismos internacionales, por lo que este concepto no solo es una piedra angular de la diplomacia china contemporánea, sino también una propuesta filosófica y práctica para abordar los desafíos globales desde una perspectiva de cooperación e interdependencia. Para tales fines, se tienen como valores clave: la igualdad y el respeto mutuo entre todas las naciones, independientemente de su tamaño o poder económico, deben ser tratadas como iguales; la cooperación ganar-ganar basándose en los beneficios mutuos en lugar de la competencia destructiva; y la inclusividad a través de reconocer y aceptar la diversidad de sistemas políticos, culturas y valores como base para la coexistencia pacífica.
Con el precepto de la comunidad de destino de la humanidad, el presidente chino promueve un mundo en el que las naciones trabajen juntas para resolver problemas globales como el cambio climático, el comercio desigual, las crisis de salud pública y los conflictos geopolíticos, poniendo énfasis en el multilateralismo como alternativa al hegemonismo y al proteccionismo, sugiriendo que ningún país puede prosperar aislado.
“Mientras el unilateralismo, el proteccionismo y la intimidación se intensifican, los déficits de gobernanza, de confianza, de desarrollo y de paz aumentan continuamente.
A pesar de todo esto, seguimos convencidos de que el tema de nuestros tiempos —la paz y el desarrollo— no ha cambiado y que la tendencia hacia la multipolaridad y la globalización económica no puede revertirse. Por tanto, debemos pensar en el bienestar del pueblo, defender el concepto de la comunidad de destino de la humanidad y hacer nuestra debida contribución a la construcción de un mundo mejor con acciones prácticas.
—Debemos persistir en el multilateralismo y salvaguardar la paz y la estabilidad mundiales. La historia nos enseña que el multilateralismo, la equidad y la justicia pueden mantenernos alejados de la guerra y el conflicto, y que el unilateralismo y la política de fuerza agudizarán la disputa y la confrontación” (p.579).
Además, en el libro Xi Jinping: La gobernación y administración de China (IV), el presidente Xi propone un enfoque proactivo en la diplomacia, el liderazgo global y el fortalecimiento de la posición internacional de China. Analiza la transformación de las políticas económicas, sociales y ambientales, destacando la importancia de la innovación tecnológica, la sostenibilidad y la creación de un modelo económico que integre tanto la modernización industrial como la digitalización. Como se ha indicado, Xi pone énfasis en la necesidad de mejorar la eficiencia del sistema de gobernanza y en garantizar la equidad social, al mismo tiempo que promueve la lucha contra la corrupción dentro del Partido y el Gobierno.
-El PCCh va a propulsar activamente la mejora de la gobernanza global y realizar nuevas contribuciones a la lucha conjunta contra los desafíos comunes de la humanidad. El multilateralismo es el principio esencial del actual sistema y orden internacional. Una mejor práctica del multilateralismo significa adecuada resolución de los problemas comunes que enfrenta la humanidad. Las reglas internacionales deben ser reconocidas de forma común por todos los países, no decididas por una minoría. La cooperación entre países debe tener como propósito servir a toda la humanidad, y hay que reprobar la persecución de la hegemonía de ciertos bloques políticos. Debemos oponernos juntos a toda actuación fomentadora del unilateralismo en nombre del multilateralismo, y luchar contra el hegemonismo y la política de fuerza. China defenderá firmemente el propósito y los principios de la Carta de la ONU y abogará por la resolución negociada de los asuntos internacionales para impulsar que el orden y el sistema internacionales sean más justos y racionales” (pp. 546-547).
En suma, presenta un enfoque integral de un modelo de gobernanza que busca adaptarse a los retos globales y nacionales del siglo XXI, sin perder de vista la continuidad con las tradiciones políticas y filosóficas de China, por lo que el concepto de comunidad de destino de la humanidad es un marco para construir un mundo más cooperativo y sostenile.
La lectura de los textos del presidente Xi se ha convertido en fundamentos para entender el devenir de la historia global y este cuarto volumen que recoje materiales elaborados entre el 2020 y 2022 guarda absoluta vigencia y permite valorar la importancia de los conceptos que se proyectan.
*Aníbal Carlos Zottele es director del Centro de Estudios China-Veracruz de la Universidad Veracruzana en México.