Tecomatlán: la Atenas de la Mixteca
Conocí Tecomatlán, Puebla, hace ya 47 años y, desde entonces, cada vez que me ha sido posible he vuelto a él con entusiasmo, como si se tratara de una nueva experiencia, pues los tecomatecos que decidieron organizarse para trabajar y luchar juntos para mejorar sus condiciones de vida, siempre sorprenden a los visitantes asiduos ya sea con obras en proceso o nuevas, con algún nuevo servicio, con instalaciones educativas, deportivas, de salud y dependencias municipales siempre en buen estado, con jardines bien cuidados, con calles y avenidas siempre limpias y transitables, sin faltar el ambiente de seguridad, tan raro en estos tiempos. La población organizada siempre está trabajando por cuidar lo que con tanto esfuerzo y sufrimiento han logrado para su municipio.
Los cambios que desde aquel entonces ha sufrido este municipio de la baja mixteca poblana son innumerables, y van desde la introducción de los servicios básicos (agua, drenaje, energía eléctrica), de la construcción del Hospital Integral, de escuelas (desde la ludoteca hasta el Instituto Tecnológico), de una imponente Casa de la Cultura, del Auditorio municipal, de servicios de hospedaje, restaurantes, tiendas de autoservicio, gasolinera, gasera, balneario, una gran unidad deportiva hasta la remodelación de la iglesia de San Pedro Apóstol, una joya del barroco, construida entre los siglos XVI y XVII. Todo esto, como es lógico deducir, ha dado trabajo y un modo honesto de vivir a cientos de familias de la localidad que antes únicamente dependían de una pequeña parcela y esperaban con ansia que lloviera.
Aquí hemos tenido la oportunidad de conocer bailes y danzas prácticamente de toda la república, de deleitarnos con las voces de niños, jóvenes y adultos que han puesto el corazón al interpretar canciones que ya casi no se escuchan en la mayoría de los hogares mexicanos, de despertar en nosotros la sensibilidad ante la interpretación de poesías, o despertar nuestra conciencia ante una comedia ligera o ante una tragedia representada por grupos de colonos, de campesinos o de estudiantes. Aquí, en síntesis, hemos adquirido una cultura del y para el pueblo que nos han brindado las Espartaqueadas Nacionales Culturales, que se celebran cada dos años, precisamente, en Tecomatlán.
Y también aquí, miles de niños y jóvenes de todo el país han tenido la oportunidad de competir en varias disciplinas deportivas en la Espartaqueada Deportiva Nacional, cuya edición XXI, se llevará a cabo del 6 al 14 de mayo del presente año. Ambos eventos, organizados por el Movimiento Antorchista Nacional sin ningún apoyo oficial, reúnen a familias enteras que siempre han sido bien recibidas y atendidas por los tecomatecos, por lo que, si alguien pone en duda mi opinión, bien pueden recurrir al testimonio de ellas en cualquier estado del país.
Ahora, después de la limitación de movimientos de un lugar a otro impuesta por la pandemia de Covid-19, regresa la Feria de Tecomatlán, la Feria de la Unidad entre los Pueblos, que se realizará del 19 al 26 de febrero, en la que habrá una variedad de actividades culturales, artísticas, deportivas y gastronómicas, todas ellas totalmente gratuitas. Para darnos una idea de la importancia de este gran evento, de acuerdo con el Comité organizador de la misma, durante la semana se espera la asistencia de poco más de 100 mil personas. Por supuesto, organizar y realizar un evento de esta magnitud ha involucrado a una buena cantidad de tecomatecos, destacando el trabajo de las jovencitas candidatas a reina y princesas de la feria a lo largo de un año en apoyo a la recaudación de fondos para la feria. ¿Qué más podría yo añadir? Pues simplemente que asistan con su familia a la Feria de la Unidad entre los Pueblos, les aseguro que no se arrepentirán. ¡Allá nos vemos!
Ciudad de México, a 18 de febrero de 2023