Iglesia pide evitar conjeturas sobre obispo secuestrado en Morelos
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha pedido evitar especulaciones sobre el caso del obispo emérito Salvador Rangel Mendoza, quien presuntamente fue secuestrado y drogado, aunque autoridades locales indican que el religioso ingresó por su voluntad a un motel con un hombre.
La CEM emitió un comunicado ante las especulaciones que se han desatado tras el lamentable incidente.
Queremos agradecer la genuina preocupación de diferentes personas, grupos e instituciones, sobre la temporal desaparición y ahora sobre el estado de salud de Mons. Salvador Rangel Mendoza. Por ahora solo pedimos, respetuosamente, que se eviten conjeturas y especulaciones. pic.twitter.com/77v0OenJxc
— CEM (@IglesiaMexico) May 2, 2024
El obispo emérito de la diócesis Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, sur de México, fue localizado el lunes pasado tras ser reportado desaparecido el pasado sábado, internado en un hospital privado, tras ser asaltado, drogado, y sus tarjetas de crédito vulneradas, dijo el martes su abogado, Pedro Martínez Bello.
En cambio, el comisionado de Seguridad Pública José Antonio, jefe policial del estado de Morelos, en cuya capital Cuernavaca ocurrieron los hechos, dijo a periodistas que "hasta donde sabemos, entró voluntariamente al hotel, con una persona del mismo sexo, y esa persona después se retiró".
La CEM señaló que la Iglesia católica confía en las instituciones que imparten justicia para la elaboración de las investigaciones correspondientes.
"Por ahora sólo pedimos, respetuosamente, que se eviten conjeturas y especulaciones que enrarecen el caso de forma innecesaria, tomando en cuenta la dignidad humana", dice el texto de la jerarquía católica.
El jefe policial agregó que "los que están en la política están tratando de aprovechar esto para denostar el actuar de la seguridad en el estado" de Morelos, que colinda con la capital del país y el estado de Guerrero.
Durante varios años, el obispo emérito participó en diálogos con líderes del crimen organizado de Guerrero, con el fin de contener la violencia delincuencial en ese estado montañoso con costas al Pacífico.
Los primeros exámenes toxicológicos practicados al prelado arrojaron la presencia de cocaína y benzodiacepinas en el cuerpo del obispo emérito, de acuerdo con el reporte médico de egreso voluntario del hospital, publicado por el diario El Universal.
A principios de este año, el obispo medió entre los grupos criminales rivales conocidos Los Tlacos y Los Ardillos, para frenar los enfrentamientos y la violencia en Chilpancingo y municipios vecinos.