Opinión: El pequeño libro rojo, un accidental triunfo del poder blando chino
Por Maria Fe Celi Reyna
La traducción de Xiaohongshu (XHS) es "pequeño libro rojo", pero no tiene nada que ver con el "libro rojo de Mao". Para empezar, el nombre del conocido libro en chino es "Citas de Mao" y, en menor medida, se le llama "Preciado libro rojo". XHS es, en realidad, una aplicación que ha protagonizado uno de los intercambios culturales occidentales más importantes de los tiempos modernos.
El lunes por la mañana en China, millones de usuarios de XHS se despertaron con la sorpresa de que su acostumbrada red social se había llenado de nuevos usuarios estadounidenses que se hacían llamar "refugiados de TikTok". En respuesta a la casi inevitable censura, millones de "tiktokers" comenzaron a buscar alternativas para migrar en señal de protesta. La candidata ideal resultó ser otra red social china que muchos pensaron que era el "TikTok chino".
La lógica fue que, si el gobierno les quitaba su red social por una supuesta amenaza de seguridad, ellos se mudarían a otra red aún más china. A diferencia de TikTok, XHS está basada en la ciudad de Shanghái, en China, y no está diseñada específicamente para un público extranjero. La aplicación compite con el "TikTok chino", cuyo nombre es Douyin, y está disponible en tiendas de aplicaciones occidentales.
Los "refugiados" virtuales han descubierto que China no es el lugar terrible que les habían vendido; mientras tanto, muchos chinos que aún idealizaban la vida occidental han descubierto que viven mucho mejor que sus pares al otro lado del Pacífico.
A su vez, los estadounidenses han compartido sus descubrimientos en redes sociales occidentales, y muchos se han viralizado, llegando a millones de personas. Esto ha amplificado el alcance del contenido de XHS y ha fomentado que cada vez más personas se animen a probarla.
Como resultado, XHS llegó a ser la aplicación más descargada en 87 países y, probablemente, siga aumentando. Ante el revuelo, muchos en China que no la usaban también han empezado a hacerlo.
Si el entusiasmo se mantiene, traerá implicancias, esperemos, positivas en las relaciones entre EE. UU. y China, ya que ambas sociedades estarán más conectadas. En caso de que se desinfle, ya es demasiado tarde para el gobierno de Washington. Sus ciudadanos han visto la realidad y han enfrentado la suya.
Es un punto de no retorno y un triunfo del poder blando chino que absolutamente nadie hubiese imaginado.
China y el poder blando
A inicios de los noventa, Joseph Nye acuñó el término "poder blando" (soft power, en inglés), que definió como "la habilidad de atraer que conlleva a la aquiescencia". Esto se consigue a través de la cultura, los valores políticos y la política exterior. Así, Nye le dio un nombre a una práctica común en la política que implica el ejercicio del poder sin usar la fuerza.
El poder blando no es ni malo ni bueno, depende de cómo se use. Por ejemplo, los sucesivos gobiernos estadounidenses lo han utilizado para inundar las sociedades de países enemigos con propaganda occidental. Los medios, la cultura popular y las ONG son ejemplos de mecanismos de influencia para movilizar a las masas en contra de sus gobiernos.
El concepto de Nye trascendió fronteras y llegó a China. En 2007, se introdujo en la política oficial del gobierno en el marco del decimoséptimo congreso del PCCh; sin embargo, se le dio un uso diferente.
En aquel congreso, el presidente Hu Jintao marcó las pautas del lugar que la cultura tendría en la política interna del país, que en esos años se encontraba atravesada por la corrupción, al punto de haber puesto en jaque al sistema. Hu definió a la cultura como un elemento de cohesión nacional y afirmó que el gobierno promovería un desarrollo cultural propio, basado en valores socialistas, éticos y de calidad.
Además, agregó que China debería crear una industria cultural competitiva y aumentar su poder blando para "garantizar derechos culturales básicos e intereses, enriquecer la vida cultural en la sociedad china e inspirar el entusiasmo de la gente por el progreso".
Sus palabras cobraron más sentido años después, cuando se refirió a los intentos extranjeros de occidentalizar y dividir a China a través de la cultura e ideología. La respuesta debía ser una sociedad culturalmente fuerte. La mejor manera de defender la sociedad es que más ciudadanos se enorgullezcan de ella y, en el exterior, que más personas la conozcan. Entonces, el poder blando, para los chinos, es un mecanismo de defensa de la sociedad y no una herramienta de dominación.
Xi Jinping ha continuado la política de su predecesor, poniendo a la cultura como requisito fundamental para la modernización china. El presidente siempre recuerda a la sociedad la necesidad de construir "confianza cultural". Xi también apuesta por el intercambio cultural entre los pueblos como clave para la construcción de la Comunidad de futuro compartido para la humanidad.
La mejor manera de defender la sociedad es que más ciudadanos se enorgullezcan de ella y, en el exterior, que más personas la conozcan. Entonces, el poder blando, para los chinos, es un mecanismo de defensa de la sociedad y no una herramienta de dominación.
En los últimos años, los avances en materia cultural dentro de China han sido notables, no solo a nivel del desarrollo de industrias culturales, sino en la incorporación de valores como el orgullo por su país y su cultura. Un ejemplo de esto es el pasatiempo de muchos jóvenes y niños de hacer cosplay de trajes tradicionales chinos y pasear por las calles. Una amiga china, nacida en los 80, me dijo una vez: "Cuando era niña, esto era impensable".
En cambio, la proyección hacia el exterior ha tenido muchas dificultades. Se podrían escribir numerosos textos sobre el proceso de aprendizaje de los chinos en el fortalecimiento de su poder blando. En China, se han escrito miles de páginas que buscan, en el fondo, responder a la misma pregunta desde diferentes ángulos: ¿Cómo nos hacemos entender?
Lo cierto es que el mayor impedimento siempre ha sido la intervención estadounidense, que gasta miles de millones en desacreditar a este país y tiene la maquinaria mediática más poderosa del mundo. No hay aspecto que se salve. Hasta lograron cerrar Institutos Confucio en varias ciudades y otros países, que representaban una gran oportunidad de estudio para sus ciudadanos.
La inesperada internacionalización de XHS
Hasta la semana pasada, XHS era una red social china con 300 millones de usuarios que no había demostrado ningún interés en la internacionalización. Incluso no cuenta aún con traductor. Si hacemos un paralelo con redes occidentales, es una mezcla de Pinterest, TikTok, Instagram, Reddit y Alibaba.
La mitad de sus usuarios pertenecen a la llamada generación "post-95", a la que me referí en una columna anterior, y el 25 % nacieron después del 2000. Casi 70 % son mujeres y la mitad viven en ciudades de los niveles 1 y 2 del sistema de niveles de ciudades chinas. En otras palabras, son personas con mayores recursos económicos, muchos de ellos con experiencia en el exterior, por lo que manejan tanto los códigos sociales chinos como occidentales. Se podría decir que en XHS se concentra la cara más cosmopolita de China.
Si esto hubiese ocurrido a inicios de siglo, habría sido un triunfo de EE.UU. La generación de jóvenes nacidos a inicios de la Reforma y Apertura idolatraba lo occidental. En cambio, hoy, los "refugiados" se han encontrado con una generación de chinos que los han invitado a adaptarse a las normas de su país y no viceversa.
La aplicación siempre estuvo orientada a consejos de vida, moda y reseñas. Muchas veces, fue acusada de promover un estilo consumista y valores occidentales. Además, a diferencia de la aplicación Weibo, XHS era conocida por su carácter apolítico. A mi entender, estas acusaciones tienen una base real, pero son injustas, ya que es una aplicación muy útil que millones de personas en todo el país utilizan.
Si esto hubiese ocurrido a inicios de siglo, habría sido un triunfo inesperado de EE.UU. La generación de jóvenes nacidos a inicios de la Reforma y Apertura idolatraba lo occidental y desconfiaba de su sistema de gobierno.
En cambio, hoy, los "refugiados" se han encontrado con una generación de chinos que los han invitado a adaptarse a las normas de China y no viceversa. Durante la semana, se han publicado cientos de miles de videos explicando diferentes aspectos de la sociedad y del internet chino; además de invitar a los extranjeros a aprender el idioma.
Quisiera terminar esta columna con alguna proyección, pero es imposible. Lo cierto es que probablemente nadie sepa bien qué hacer. Hay muchos rumores, entre ellos que el gobierno chino cortará esta situación por motivos de seguridad nacional. Somos muchos los que esperamos que no sea cierto. Esto ha sido un verdadero triunfo para la sociedad china. Es momento de poner a prueba el proceso de construcción de "confianza cultural" y cosechar lo que Hu Jintao sembró en 2007.
Artículo originalmente publicado en RT en Español. La autora es analista política peruana. Reside en China desde 2018. Se especializa en temas relacionados a China, América Latina y el surgimiento del nuevo mundo multipolar. Es candidata a doctora en Historia global por la Universidad de Shanghái / X: @mfceli