Confucio, universal en el pensamiento, su legado rebasa recinto en Beijing
La vitalidad de la filosofía de Confucio radica en que tiene en la práctica un poderoso acicate para responder a problemas reales a los que se enfrenta el hombre en su día a día.
Beijing.- Aunque es el más amplio y conocido de Asia Oriental, con 22 hectáreas, con 466 salas y nueve patios, una distribución bien construida y un estilo majestuoso que hoy resguarda un gigantesco proyecto de preservación y modernización bajo la guía de las autoridades provinciales de Beijing, el templo dedicado a Confucio, fundamental en el desarrollo político y filosófico de China, es una verdadera obra arquitectónica que visitan miles de ciudadanos chinos para reafirmar la adhesión a su sistema de enseñanza filosófica y educativa, pero actualmente su legado rebasa ese recinto.
En la práctica contemporánea, el confucionismo ahora alcanza a 525 institutos Confucio y 1113 centros educativos Confucio en 146 países. 118 se ubican en 33 países de Asia, pero 54 más están desplegados en 39 países de África, 173 en Europa, 161 en 21 países de América Latina y 19 más en 4 países en Oceanía. En México se cuenta con uno en la Ciudad de México, Yucatán, Chihuahua y Nuevo León. Hay países de Europa como el Reino Unido que prometen prohibirlos porque le atribuyen ser el soft power(poder blando) de China.
¿a qué se debe esta exportación trasfronteriza? Es lo que Ames, Roger T.;Roesmonet, Jr., Henry en Las Analectas de Confucio: Una traducción filosófica sostenían que caracteriza al confucionismo: ser una “tradición viva” que no requiere de los recursos metafísicos de las religiones occidentales, una visión no religiosa, sino un sistema de pensamiento creada por personas comunes para personas comunes, teniendo un origen mundano, respondiendo así a las circunstancias cambiantes de las épocas y según las necesidades de sus practicantes, es decir, una filosofía que tiene en la práctica un poderoso acicate para responder a problemas reales a los que se enfrenta el hombre en su día a día. La guía ideológica de un país como China, por más de dos mil años, y de estos países a los que se ha extendido, se explica así en una filosofía que tiene en la practica la ley suprema, por eso no hace mella la fuerza política dominante, el siglo, la frontera o el idioma.
El templo erigido a Confucio muestra también la herencia de una cultura milenaria, que le dio a su país una filosofía propia, al lado de otras culturas como la mesopotámica o la egipcia. Desde tiempos muy antiguos, los chinos ya tenían un sistema filosófico con razonamientos dialécticos y que posteriormente llegarían a Occidente, a través de exponentes como Heráclito, Hegel, entre otros. Desde entonces, ese país tan extenso y bien organizado, ya tenía la categoría que en las religiones se denomina una «religión imperial» abarcando tanto la teología, una ética y una moral para servir de fundamento al país tal como sucedía, a miles de kilómetros de distancia, en Occidente con el Imperio Romano.
Confucio fue heredero de la visión de antiguos gobernantes de una dinastía muy anterior a él, letrados, que le transmitieron una serie de pensamientos que sistematizó y transmitió a través de su grupo de discípulos, muchos de los cuales trabajaron en la recopilación y escritura de estas anécdotas y frases que habían escuchado de boca de su maestro. El propio Confucio lo admitía así: “Si no se escuchan las palabras que nos han legado los primeros reyes, no se conoce la magnitud de sus enseñanzas”. Se dice que contaba con tres mil discípulos, de los cuales setenta y dos eran geniales. Ese trabajo colectivo quedó para la posteridad como 语,Lunyu, que significa “palabras y enseñanzas”, hoy con el nombre de Analectas, compuesto seguramente a lo largo de los siglos V y IV a.C. y hacia el siglo IV. Este libro registró las palabras y actos de Confucio y sus discípulos. Son 20 capítulos y se comenzó en el periodo de los Estados combatientes. Junto con el Libro del amor a los padres (孝经, Xiaojing) y Analectas serían las bases del confucianismo original.
El nombre de nacimiento de Confucio era Qiu; su nombre de cortesía era Zhongni, era oriundo de Zouyi en el estado de Lu. Sus ancestros fueron aristócratas del Estado de Song que emigraron posteriormente. Aunque ejerció como ministro de Justicia en el estado de Lu, viajó incesantemente y realizó grandes esfuerzos para promover sus opiniones. Se dedicó a la enseñanza y a la escritura, por estas peculiaridades en su origen y trayectoria, Confucio queda dentro de lo que denominaríamos un intelectual de su tiempo y para la posteridad.
Al interior del Templo, se da cuenta sobre el libro de autores chinos Lishi Shang Zui y Yingiang de Yibai Ren, quienes ubican a Confucio dentro de las personalidades más influyentes de todos los tiempos, por marcar época. Ahí está Confucio al lado de William Shakespeare, Voltaire, Carlos Marx, Vladimir Ilich Lenin, Mao Zedong, entre otros exponentes. “El confucianismo hace hincapié en las responsabilidades en lugar de los derechos de los individuos. En cuanto al efecto de esta filosofía en el mantenimiento de la paz y la prosperidad internas, hay que admitir que China era el país mejor gobernado del mundo” dicen los autores en el prólogo a dicha obra para ubicarlo en esa lista de pléyades humanísticos.
Sería un año después de la muerte de Confucio, 479 a.n.e cuando se comenzara la construcción de este templo, adaptando su antigua residencia para celebrar ceremonias conmemorativas de manera anual. El edificio hoy muestra un brillo inconmensurable desplegado desde la dinastía Han (206a.n.e.-220n.e.) A partir de ahí las dinastías feudales subsiguientes reconstruyeron y ampliaron constantemente el Templo de Confucio, del que no se exime al actual gobierno de la República Popular china, con la intención de difundir el pensamiento del maestro. Hoy, corredores enteros resguardan trabajos de mantenimiento que darán más brillo a este espacio, además de los imponentes cipreses y sus correspondientes leyendas ocultas.
Confucio y la selección de los mejores gobernantes
De acuerdo con el libro Literatura de Li Chunyu, durante el periodo de Primavera y Otoño y durante el periodo de los estados combatientes las guerras desolaban el país y China se fragmentó. En esa etapa, surgieron diversas escuelas de pensamiento que reflejaban esta situación política de China. Se llegaron a contabilizar hasta 100 escuelas de pensamiento y todos fueron altamente influyentes. Pero diez escuelas eran fundamentales, una de ellas es la escuela de Confucio.
Los exponentes escribieron libros con la finalidad de expresar sus ideas, por lo que la mayor parte aparece en prosa, entre ellas Analectas, en donde aspectos como la benevolencia y virtud son dos categorías asociadas a su pensamiento, respecto a la educación ética y moral individual, en tanto que la virtud estaba asociado a los sistemas políticos y los estándares morales para ejercer como gobernante. Esta visión de virtud lo llevó a reflexionar en torno a la necesidad de buscar la virtud, como objetivo para mantener el orden del mundo y para lograr que “el Rey sea un rey, el ministro un ministro, el padre un padre y el hijo un hijo”. De esta forma, aunque en Grecia, se ancle históricamente en lugar y tiempo para el surgimiento de la actividad política para Occidente, en Oriente, la tarea ya la tenía avanzada Confucio cuando reflexionó sobre el orden político.
En el Libro del amor a los padres, se afirma que la clave para contrarrestar el caos imperante en China era la educación del hombre, por lo que esta corriente abogaba por convencer al pueblo sobre cómo debía comportarse para que fuera éste quien se autorregulara en sus actos tanto en el ámbito privado como público, el cual debía enseñarse e inculcarse en la práctica y con el ejemplo vital, en vez de imponer o dictar una ley a los ciudadanos para que éstos la siguieran obedientemente como autómatas. La figura que debía dar dicho ejemplo y ser un modelo en su vida cotidiana era lo que se llamaba hombre de bien, hombre noble (junzi,君子). A partir de entonces y con vaivenes que llevaron a enclaustrar por momentos su vida y pensamiento en China, Confucio quedó ligado a la educación como la vía para la transformación de un pueblo que pasó de la humillación y la injerencia extranjera a ser el vigoroso Gigante Asiático centro del globo terráqueo, tal como apunta su mapa con perspectiva china.
Por ello, no es fortuito que, en el Museo, se dediquen zonas completas al sistema educativo, corredores enteros dedicadas a explicar el sistema de los Exámenes Imperiales en 609 d. de C. y cuyo ejercicio pervivió hasta el final de la última dinastía en 1911, el mecanismo que permitió al confucianismo dirigir China durante varias sucesiones de las dinastías reinantes, al seleccionar a los candidatos más talentosos para las funciones gubernamentales en la China feudal. En la actualidad esto tampoco es letra muerta en la práctica gubernamental del Partido Comunista chino.
Decenas de familias acuden al templo dedicado a Confucio en Beijing
En el recinto, al lado del Templo de Confucio está el Museo Guozijian, que fue originalmente construido en 1306 y fue el local del Colegio Imperial, la institución educativa más importante de China en las dinastías Yuan, Ming y Qianlong. También alberga las estelas de piedra grabadas con la obra de trece clásicos confucianos, con más de 628 000 caracteres chinos, un proyecto que requirió al menos 12 años de trabajo sistemático de escritura en piedra. En 1791, se comenzó a grabar y se continuó durante tres años más antes de que todos los clásicos fueran grabados en 189 estelas de piedra, reza la placa que ahora puede consultarse incluso a través de su versión digital en móviles.
La huella educativa milenaria
Es en el plano educativo donde ejerció también una enorme influencia vigente hasta nuestros días. Sus edictos pedagógicos son muy vigentes: educar con celo incansable, enseñar a los estudiantes de acuerdo con sus aptitudes y educar con habilidad y paciencia, algo que no solo teorizaba, sino que ejercía. Algunas frases famosas de Confucio son: “El conocimiento reconoce lo que sabes y lo que no sabes”. “Aprendizaje sin pensamiento es obra perdida; pensamiento sin aprendizaje es peligroso”, y se enraizaron en la cultura china por miles de años, incluso en la actualidad, con el peregrinar de decenas de ciudadanos chinos que acuden a este templo convertida en una meca (Lugar atractivo por considerarse el centro en el que se cultiva o realiza de forma intensa una actividad) del pensamiento oriental.
La seña de identidad perdurable que China tiene en Confucio ha llevado a hablar de un socialismo confucianizado frente a las democracias liberales de Occidente e incluso lo observan en el estilo de gobierno chino. De acuerdo con el artículo Elementos del confucianismo en el desarrollo de la economía china, 1949-2012, el autor concluye que el confucianismo ha tenido una incidencia central y positiva en el desarrollo económico de China, desde los tiempos de Mao Zedong hasta los primeros años de la actual administración de Xi Jinping, en una alianza que apuntala las lecciones de una civilización de más de cinco milenios de historia, junto con el brazo político que ha permitido a China lograr importante cambios. Los resultados están a la vista: la independencia nacional, la liberación popular, la reunificación del país hasta la estabilidad social, pruebas todas de una firme alternativa y ruta para otros países en opresión y en la búsqueda de autodeterminación.
En una moderna sala, entre aparadores de cristal y perfecto trabajo de iluminación, se exhibe un archivo fotográfico que recopila los esfuerzos de las autoridades para conservar este recinto, ahí se expone la urgencia de volver al legado de Confucio: “El progreso de la civilización mundial pone de manifiesto que en todas las épocas y en todos los países, en los momentos críticos de las convulsiones sociales y las transiciones históricas, siempre hay algunas élites sociales e intelectuales que se remontan a las culturas antiguas en busca de ayudas espirituales para hacer frente a los nuevos retos del futuro. En 1988, los ganadores del Premio Nobel se reunieron en París y declararon que: Si los seres humanos quieren sobrevivir en el siglo XXI, deben aprender de los Confucios que vivieron hace 2.500 años". En la actualidad, es aún más urgente que recordemos la quintaesencia de la civilización humana y saquemos una lección de Confucio para conseguir un futuro feliz para la humanidad”.
Nuevas generaciones conocen desde pequeños estos espacios en el marco del verano
Es por ello que las salas de exposición, esculturas de tortugas-dragón, estelas de piedra y muestra el sistema educativo de la China imperial que acompañan el templo del gran pensador son abarrotadas por decenas de familias chinas durante el verano. Solo Qufu, la ciudad natal de Confucio, tiene otro templo de mayor dimensión, pero este en la zona céntrica de Beijing transmite respeto intergeneracional, lo mismo es admirado y querido por adultos que por pequeños, a quienes se les transmite el pensamiento de Confucio, de los que son herederos. Si no entendemos su cultura milenaria y su imponente tradición colectiva seguiremos viendo a China con ojos de extranjero.