Aguaceros paralizan a los negocios de Culiacán
Durante la temporada de lluvias, las limitaciones en la infraestructura de Culiacán propician situaciones que afectan a los negocios de la ciudad, les generan costos e interrumpen sus actividades.
La temporada de lluvias es, sin lugar a dudas, una de las épocas del año más difíciles para muchos negocios de Culiacán. La poca afluencia de personas, daños materiales, inundaciones, apagones y hasta interrupciones en las cadenas de distribución locales, paralizan la actividad de cientos de empresas. Las más vulnerables siendo las pequeñas y medianas, sin importar el giro al que se orientan.
Comercios, prestadores de servicios, oficinas, entre otros. Todo tipo de unidades económicas resultan afectadas por el clima desfavorable que se une a las deficiencias de la ciudad para crear desastres. En el centro de Culiacán, bastaron dos lluvias abundantes para dañar las instalaciones y mercancía de varios locales por un valor estimado de 80 mil pesos.
Culiacán, como muchas ciudades de nuestro país, se ve superada en cuanto a infraestructura para recibir lluvias abundantes desde la planeación defectuosa de los desarrollos urbanos. Todos los años, es común que ocurran inundaciones en numerosos puntos de la localidad, afectando al patrimonio y actividades de los habitantes de la capital del estado.
El área que rodea al boulevard Ciudades Hermanas, al sur del centro, forma parte de una larga lista de zonas para las que la temporada de lluvias se vuelve más que un simple inconveniente; donde, en ocasiones, escala a tragedias y pérdidas económicas.
Los establecimientos de este y otros lugares afectados por las inundaciones se han visto obligados a adaptar la arquitectura de sus locales, aumentando la altura de los accesos, por ejemplo, con tal de evitar que el agua entre y dañe el mobiliario.
La modificación en las construcciones de los establecimientos, con el objetivo de mitigar los efectos de las inundaciones, reporta un gasto importante. El desembolso aumenta dependiendo del nivel de afectación de la zona.
Según testimonios de trabajadores del sector antes mencionado, el agua puede alcanzar niveles que superan el metro de altura, con una fuerza de arrastre capaz de mover personas, motocicletas y hasta automóviles.
Los constantes apagones durante las lluvias, declaró la empleada de un local de Tintec establecido en dicho sector, vuelven imposible trabajar. Las líneas telefónicas, igualmente, dejan de funcionar. Todo esto implica pérdidas para los negocios, cuyas operaciones se ven interrumpidas por periodos indeterminados de tiempo, hasta que los servicios se restablecen.
En un fenómeno similar al provocado por las altas temperaturas, otro de los efectos sobre los negocios que tiene la temporada de lluvias es que se reduce la circulación de personas en la calle. Por seguridad, los consumidores prefieren permanecer dentro de casa, y evitan por completo aquellas áreas donde el nivel del agua sube tanto como en Ciudades Hermanas. Esta caída en la afluencia de personas se traduce, lógicamente, en bajas o nulas ventas.