Opinión: ¿Revolucionarios o reaccionarios? Guía para clasificar a los países
¿Cómo podemos clasificar a un país en el escenario geopolítico actual, con base en los intereses de los movimientos revolucionarios? ¿Cómo saber si un país contribuye a la liberación u opresión de los pueblos? Podemos clasificar a un país como revolucionario o no a partir de un análisis diferenciado de los planos internacional y nacional. En el plano internacional, basta que los países luchen por su independencia y se opongan a la dominación del imperialismo estadounidense para que desempeñen un papel revolucionario. En el plano interno, para que un país pueda ser identificado como revolucionario es necesario que su gobierno deliberadamente aplique políticas orientadas a superar el sistema capitalista.
Tomemos por ejemplo a Rusia. ¿La Rusia de Putin es revolucionaria o reaccionaria? En el plano internacional, Rusia juega un papel revolucionario. Al defender su seguridad nacional, lucha contra el imperialismo de Estados Unidos y contra la dominación económica, militar y cultural de Occidente; ello ha llevado al país a impulsar el multipolarismo y a estrechar relaciones con los países del Sur Global.
En el plano interno, Putin juega un papel reaccionario. Reaccionario, porque detesta al comunismo, responsabiliza a los comunistas por la derrota que sufrió Rusia en la Primera Guerra Mundial, culpa a Lenin por haber liberado a las naciones oprimidas por el imperio de los zares, aboga por un sistema capitalista que fortalezca al Estado, eleva a la iglesia ortodoxa rusa a niveles que solo tenía con los zares y abandera los llamados “valores tradicionales”: “Dios, patria y familia”, el viejo lema enarbolado por organizaciones reaccionarias de Europa y América. No es gratuito que el líder ruso sea altamente valorado por figuras como Trump en Estados Unidos, Le Pen en Francia, Berlusconi en Italia, Orbán en Hungría y el partido Vox en España. Si considera a la disolución de la Unión Soviética como la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX no es por lo que significó para el movimiento socialista mundial, sino por el debilitamiento que significó para Rusia. A esto, Lenin lo llamó “chovinismo gran ruso”. Podríamos decir que Putin es el representante de una burguesía rusa nacionalista con un perfil social reaccionario.
Pasemos a otro ejemplo: Irán. En el terreno internacional, el país persa desempeña un papel revolucionario, pues para defender su soberanía combate al imperialismo estadounidense y a sus aliados, como Israel, al mismo tiempo que mantiene una estrecha cooperación política, económica y militar con países como Rusia, China y Venezuela. Al interior, Irán registra tendencias positivas en indicadores como la esperanza de vida, pero al mismo tiempo no se plantea de ninguna forma superar el capitalismo, están prohibidas las organizaciones comunistas y su sistema político-religioso mantiene a las mujeres en un lugar inferior al hombre, como ocurre con otros países donde el islam es la religión oficial.
China juega un papel revolucionario en el plano internacional y en el nacional. En el internacional, su fortalecimiento económico ha repercutido en el debilitamiento del imperialismo estadounidense y en la apertura de oportunidades para países económicamente asfixiados por Estados Unidos, como Cuba y Venezuela. En el terreno nacional, China ha terminado con la pobreza extrema en su territorio, ha combatido eficazmente la pobreza moderada y ha mejorado todos los indicadores sociales relevantes, liberando a su población de formas de opresión milenarias. Los avances logrados no implican que no pueda hacerse más, pero demuestran que la dirección seguida hasta ahora, la construcción del socialismo con características chinas, es la correcta.
Con este criterio, no solo Rusia, Irán o China cumplen un papel revolucionario en el plano internacional, sino también lo hacen países tan disímiles como Nicaragua, India, Bielorrusia o Afganistán. En el plano interno, países que en el plano internacional parecen revolucionarios, se revelan como reaccionarios: Rusia, Irán, India, Afganistán, etc.
Aunque así lo parezca, en realidad no hay una disociación total entre la caracterización nacional e internacional de los países. Lo que pasa es que aquellos países que al interior desempeñan un papel reaccionario solo desempeñan un rol revolucionario en el exterior por la coyuntura histórica actual, por instinto de supervivencia ante el avasallamiento estadounidense. Son aliados internacionales de los movimientos revolucionarios, aunque simultáneamente, al interior, sean enemigos.
El criterio de mayor peso es el interior, pues un gobierno que en el plano nacional lucha por la superación del capitalismo lo hará también en sus relaciones internacionales, mientras que un gobierno que en el plano externo combate al imperialismo estadounidense no necesariamente está en contra del capitalismo, sino que puede solo perseguir otro capitalismo más conveniente para su propia burguesía.
Ehécatl Lázaro es maestro en Estudios de Asia y África, especialidad China, por El Colegio de México.