Retóricas occidentales sobre el final del sueño imperial ucraniano

Anaximandro Pérez

Retóricas occidentales sobre el final del sueño imperial ucraniano

El dibujo mediático de un supuesto esfuerzo glorioso de los ucranianos contra un invasor es cada vez más difícil de sostener. Los países de la Organización del  Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se muestran progresivamente menos interesados en la suerte de ese país. Al mismo tiempo en que los otanistas patrocinan las masacres de Israel en Gaza, Ucrania está quedando desahuciada; avanza irremediablemente hacia un pantano de destrucción, en el que no se observan salidas lejanas a la derrota sangrienta.

El abandono occidental fue primero tácito: varios jefes o líderes de las naciones de la OTAN se mostraban inicialmente tímidos cuando hablaban de Ucrania. Esto fue cambiando progresivamente, al punto en que durante la primera mitad de 2023 gobiernos como el de Polonia o el de Hungría manifestaron abiertamente posiciones contra la continuación de la asistencia económica para el gobierno de Volodimir Zelensky. Lo mismo está ocurriendo ahora al interior de los dos principales promotores de la violencia contra Rusia,  Estados Unidos y  Reino Unido, donde voces políticas de todos los pelajes y medios de comunicación superinfluyentes (como las revistas Time o The Economist) expresan oposición, velada o abierta, a la carnicería de ucranianos en su propio país. Estas voces parecen indicar más pasos hacia el abandono de Ucrania, pues mientras hace unos meses festejaban aún la “resistencia” ucraniana, ahora hablan sin ambages de fracaso y descomposición interna del país.[1]

En efecto, esas retóricas occidentales no dibujan ruina y corrupción como si fueran fenómenos nuevos. Más bien las reflejan como problemáticas que estaban bien vivas o en desarrollo durante 2022, desde el inicio de la Operación Especial de Putin, y que ahora se manifiestan con mayor gravedad. Veamos algunas notas de The Economist (TE):

1) El 1 de noviembre de 2023, TE hizo dos publicaciones relacionadas: a) una entrevista al comandante en jefe de las fuerzas armadas de Ucrania, Valery Zaluzhny, y b) un artículo redactado por el mismo comandante, en el que detalla sus perspectivas militares.[2] En resumen, Zaluzhny considera que el conflicto se encuentra en un “punto muerto”: las operaciones están estancándose como una guerra de posiciones que se prolongará, en cuyo escenario Rusia tiene grandes ventajas. Este país tiene más población para alimentar sus frentes, posee un dominio casi total sobre el espacio aéreo, es superior en la “guerra electrónica” (la cual garantiza efectividad a los ataques a distancia propios y permite bloquear los del enemigo), y tiene mejor tecnología de minado y una artillería muy superior. “Si Ucrania quiere escapar de esa trampa”, reflexiona el comandante, “necesitaremos todas estas cosas: superioridad aérea, capacidades de guerra electrónica y fuego contrabatería mucho mejores, nueva tecnología de ruptura de campos de minas y la capacidad de movilizar y entrenar más reservas”. En otras palabras, el ejército ucraniano sólo podría remontar sus dificultades si aumenta milagrosamente su población, si hay una revolución tecnológica en Occidente y, desde mi punto de vista, si la OTAN y los pueblos occidentales están dispuestos a seguir pagando este intento fallido por someter a Rusia.

2) El artículo “Rusia está lista para aprovechar las divisiones políticas en Ucrania” (TE)del 28 de noviembre de 2023, reporta una fuerte división política en su ámbito doméstico que provoca inestabilidad en la dirección de este país. Los desencuentros son especialmente graves “entre el liderazgo militar y político”: Zaluzhny y Zelensky (respectivamente) están profundamente enemistados desde 2022 y en fecha reciente –tras las declaraciones supracitadas del 1 de noviembre– la riña se agravó. Asimismo, en medio del fiasco táctico ucraniano “se está iniciando una caza de culpables sobre quién es responsable… ‘Los políticos dicen que sus generales son idiotas entrenados en la época soviética. Y los generales dicen que los políticos son entrometidos idiotas. La victoria tiene muchos padres, pero nadie quiere ser padre de un punto muerto’” (TE). Esa crisis política la expresan igualmente “las encuestas internas” de mediados de noviembre. Éstas sugieren que Zelensky, “antes elogiado por su papel en la defensa del país, se ha visto perjudicado por escándalos de corrupción en su gobierno y por la preocupación sobre la dirección del país. Las cifras… muestran que la confianza en el presidente ha caído a un neto 32%, menos de la mitad del todavía venerado General Zaluzhny (70%). El jefe de espionaje de Ucrania, Kyrylo Budanov, también tiene mejores calificaciones que el presidente (45%)” (TE).[3]

En cambio, “Rusia está disfrutando de un período relativamente bueno en la guerra. Está satisfaciendo muchas de sus necesidades de mano de obra reclutando entre los pobres y las cárceles… Ucrania, por el contrario, está luchando por movilizar a la población en general”. En este sentido, “los jefes del ejército están reclutando a un nivel que apenas cubre las pérdidas naturales en el frente. Pero si la mayoría de los movilizados al inicio de la guerra sabían por qué estaban luchando, pocos de los nuevos reclutas están tan dispuestos, y llenar las cuotas de reclutamiento se está volviendo más difícil”. Es poco probable que “las tensiones políticas ayuden en ese proceso” (TE).[4]

Desde mi punto de vista, es muy probable que este “desenmascaramiento” de un Estado descompuesto y fracasado servirá como subterfugio a los políticos imperialistas de Occidente para abandonar a Ucrania. Será útil para sacudir de las agendas políticas las promesas de asistir hasta el final a los ucranianos. Y es que si los detalles que ofrecen estas notas occidentales son cosa cierta, podrían indicar, a mi ver, dos posibles situaciones del futuro más o menos próximo: a) el fracaso rotundo de esta tentativa militar-económica de domeñar a Rusia desde Europa, de someterla a la OTAN; lo cual se traduce, en otros términos, como la victoria de la proyección internacional del presidente Putin sobre un mundo multipolar. 2) La desgracia del pueblo ucraniano derrotado, con cientos de miles de bajas, endeudado con Occidente, obligado a pagar los compromisos financieros adquiridos por el gobierno de Zelensky y gobernado por un Estado fallido; siendo lacayo de las necesidades de sangre del imperialismo otanista, posiblemente el Estado ucraniano intentará rehacer el frente y atacar más veces a Rusia.

[1] Véase, por ejemplo, de Time quien desde el final de octubre lanzó una publicación que ilustra el desahucio de Ucrania: Simon Shuster “‘Nobody Believes in Our Victory Like I Do.’ Inside Volodymyr Zelensky’s Struggle to Keep Ukraine in The Fight”, publicado el 30 de octubre de 2023 en https://time.com/6329188/ukraine-volodymyr-zelensky-interview/ (consultado el 1 de diciembre de 2023).

[2] El artículo-entrevista del comandante aparece bajo el título “Ukraine’s commander-in-chief on the breaktrough he needs to beat Russia”; la columna de Zaluzhnyi aparece bajo el título “The commander-in-chief of Ukraine’s armed forces on how to win the war: Technology is the Key as the War becomes “Positional”, Says Valery Zaluzhny”. Las dos publicaciones aparecieron el 1 de noviembre de 2023 en https://www.economist.com (consultado el 1 de diciembre de 2023). La traducción es mía.

[3] Todo esto lo tomo de “Russia is poised to take advantage of political splits in Ukraine”, publicado el 28 de noviembre de 2023 en https://www.economist.com (consultado el 1 de diciembre de 2023). La traducción es mía.

[4] Ibidem. La traducción es mía.

Anaximandro Pérez es maestro en Historia por la UNAM e investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.