Opinión: Aranceles, inflación y crecimiento, lo que define el futuro económico de México
Desde el segundo semestre de 2024, las reformas constitucionales y legales implementadas en México tras el triunfo de Claudia Sheinbaum, sumadas a la forma en que Morena y sus aliados se hicieron de mayorías calificadas en ambas cámaras del Congreso de la Unión, han generado incertidumbre entre inversionistas nacionales y extranjeros. A esto se suma la reelección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos en noviembre de 2024, lo que ha intensificado un panorama de mayor incertidumbre y nuevos retos para la economía mexicana. Este complejo escenario no solo está marcado por las amenazas de aranceles a las exportaciones mexicanas, sino también por un desempeño económico interno que permanece muy lejos de su potencial. En este artículo, exploraremos cómo estas circunstancias están afectando a México y analizaremos las posibles implicaciones de cara al futuro.
El regreso de los aranceles: una sombra sobre el comercio mexicano
Donald Trump ha mantenido una retórica comercial agresiva con la amenaza de imponer aranceles de hasta un 25% a las exportaciones mexicanas. Estas medidas, de materializarse, podrían reducir el Producto Interno Bruto (PIB) de México entre un 2% y un 3.5%, según estimaciones de Goldman Sachs. La incertidumbre generada por estas amenazas ya está afectando las decisiones de inversión y gasto, lo que podría restar hasta un punto porcentual al crecimiento económico de 2025, el cual ya se estimaba bajo para 2025, cercano al 1.2%.
El comercio entre México y Estados Unidos es vital para ambos países. En 2024, México consolidó su posición como el principal socio comercial de Estados Unidos, representando el 15.6% de sus importaciones totales. Sin embargo, de acuerdo con datos del U.S. Census Bureau, el déficit comercial de Estados Unidos con México alcanzó los 157.2 mil millones de dólares al mes de noviembre, una cifra que ha sido utilizada por Trump para justificar sus amenazas de aranceles. Aunque el impacto de estas medidas podría mitigarse parcialmente con una depreciación del peso, el costo en términos de menor crecimiento económico y mayor inflación sería significativo.
Históricamente, la aplicación de aranceles ha demostrado ser una medida que afecta negativamente tanto a los exportadores como a los consumidores, dependiendo de la elasticidad de la demanda del bien en cuestión. En el caso de México, los sectores más vulnerables podrían ser el automotriz, autopartes, electrónico, agroindustrial y energía, que representan una parte significativa de las exportaciones al vecino del norte. Adicionalmente, esta incertidumbre podría desincentivar nuevas inversiones extranjeras directas, limitando las posibilidades de crecimiento económico a mediano plazo.
Además, la imposición de aranceles y las probables represalias comerciales por parte de México pueden generar tensiones diplomáticas, agravando aún más las condiciones internas para la inversión extranjera directa y el crecimiento económico. Los impactos también se extenderían a la inflación en México, ya que aumentos en los costos de importación de productos estadounidenses podrían trasladarse a los precios finales, afectando el bolsillo de los consumidores.
Al día de hoy, no queda claro qué sucederá con los aranceles que Donald Trump podría imponer a las exportaciones mexicanas. El escenario de que sean generales a una tasa del 25% parece poco probable a la luz de recientes declaraciones y el daño que Estados Unidos se haría a sí mismo. Lo más factible es que las medidas se enfoquen en un grupo seleccionado de productos con tasas arancelarias más bajas, dependiendo de cómo evolucionen temas clave como la seguridad fronteriza y la migración. En este contexto, los aranceles podrían ajustarse a la baja como medida de incentivo, o incrementarse en respuesta a posibles desacuerdos en estas áreas sensibles para Estados Unidos.
En este sentido, se debe destacar la postura que Donald Trump mostró durante su participación en el Foro Económico Mundial de Davos 2025. Mientras lanzaba duras críticas contra Canadá, el presidente estadounidense envió un gesto positivo hacia México, señalando que los acuerdos “van muy bien” y reconociendo avances en las negociaciones. Sin embargo, reiteró su estrategia de usar los aranceles como una herramienta de presión para exigir «respeto» a sus socios comerciales, lo que mantiene cierto nivel de incertidumbre para el futuro de la relación comercial.
El mal desempeño económico de México: un problema interno
Aunque las amenazas externas son preocupantes, también es muy importante abordar los problemas internos que limitan el crecimiento económico de México. En 2024, la economía mexicana creció apenas un 1.6% entre enero y noviembre, muy por debajo del 3.6% registrado en el mismo periodo de 2023. Este desempeño se debe en gran medida a la debilidad del sector secundario, que registró una caída de 0.9% en noviembre y acumuló tres meses consecutivos de contracciones.
El sector terciario, que incluye el comercio y los servicios, mostró un crecimiento moderado del 2.4% en 2024, menor al 3.8% del año anterior. Por su parte, el sector primario acumuló una caída del 1.8%, agravando la situación. Esta desaceleración refleja problemas estructurales en la economía mexicana que van más allá de las amenazas externas.
Si bien hay un agotamiento del empleo formal y el mercado interno, uno de los factores que ha contribuido a la desaceleración económica de México es la falta de certidumbre en las políticas públicas. Las decisiones tomadas en temas de energía, infraestructura y regulación empresarial han generado un ambiente de desconfianza entre los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros. Además, el limitado presupuesto destinado a la inversión pública ha frenado el desarrollo de proyectos estratégicos que podrían detonar el crecimiento nacional.
La desaceleración del consumo privado también ha añadido incertidumbre al futuro económico de México. Aunque la inflación ha mostrado signos de moderación, las presiones sobre los precios de bienes esenciales como alimentos y energéticos continúan afectando el poder adquisitivo de las familias mexicanas.
Inflación a la baja: ¿un arma de doble filo?
En un contexto de desaceleración económica, la inflación en México ha mostrado signos de moderación. Durante la primera quincena de enero de 2025, la inflación general se ubicó en 3.69%, su nivel más bajo desde febrero de 2021. Esta reducción ha sido impulsada principalmente por menores presiones en los precios de productos agropecuarios y servicios.
Sin embargo, la inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles, mostró un incremento hasta 3.72%, lo que indica que las presiones sobre los precios persisten en algunos rubros. Además, esta moderación de la inflación ha venido acompañada de un menor dinamismo en la creación de empleos formales y una desaceleración del consumo, lo que pone de manifiesto los costos de esta reducción en los precios.
Es muy difícil creer que la inflación anual en la primera quincena de enero de 2025 haya sido de apenas 3.69%. La realidad es que los consumidores mexicanos no han sentido plenamente los beneficios de una inflación más baja debido a los aumentos en productos básicos como el pan, el jamón y el aguacate. Esto refleja que, aunque los indicadores generales son favorables, los problemas estructurales de la economía siguen afectando el bienestar de las familias.
Banxico y las tasas de interés: ¿en terreno de recortes agresivos?
La disminución de la inflación ha abierto la puerta para que el Banco de México considere recortes más agresivos a su tasa de interés objetivo. Actualmente, la tasa de referencia se encuentra en 10%, tras cuatro recortes implementados en 2024. De acuerdo con el programa monetario de Banxico para 2025, la Junta de Gobierno evaluará reducciones de mayor magnitud en sus primeras reuniones del año, por lo que hay analistas que esperan un recorte de medio punto porcentual en la reunión de febrero de la Junta de Gobierno del Banxico.
Aunque estos recortes podrían aliviar las condiciones financieras y estimular el crecimiento económico, también representan un riesgo si se enfrentan a un entorno de mayor incertidumbre externa. Si los aranceles de Trump se materializan, Banxico podría verse obligado a revertir esta postura de relajamiento monetario y adoptar medidas más restrictivas para mantener la estabilidad financiera y anclar la inflación.
Además, la eficacia de estos recortes dependerá de cómo se traduzcan en menores costos de crédito y un aumento en la inversión productiva, algo que toma al menos seis meses para verse reflejado en la economía. Sin embargo, si persisten los problemas estructurales de México, los efectos de esta política podrían ser limitados.
Un llamado al optimismo moderado
A pesar de los desafíos actuales, México también tiene oportunidades que pueden ser aprovechadas para enfrentar estos retos. Nuestro país acaba de anunciar el Plan México, y para alcanzar todas sus metas debe resolver los cuellos de botella que enfrenta en áreas clave como la generación y distribución eléctrica, la falta de infraestructura, la escasez de agua, la inseguridad y la ausencia de un pleno estado de derecho. Con certidumbre jurídica, una planificación estratégica y la colaboración entre el sector público y privado, el país puede superar estos retos y fortalecer su competitividad económica y social.
También es crucial diversificar las relaciones comerciales de México para reducir la dependencia económica de Estados Unidos. Fomentar el comercio con regiones como Europa y Asia no solo ampliaría las oportunidades de negocio para los exportadores mexicanos, sino que también los haría menos vulnerables a los riesgos derivados de los cambios en la política comercial estadounidense.
La economía mexicana enfrenta un camino complicado, pero no imposible de transitar. Con una visión clara, trabajo coordinado y un enfoque en nuestras fortalezas, es posible superar los desafíos y construir un futuro más próspero para todos.