Especial: A un año de la tragedia en El Pinabete, la justicia no llega

A un año de la tragedia, siguen sin poder rescatar los cuerpos de los 10 mineros y zona minera blindada en seguridad

Especial: A un año de la tragedia en El Pinabete, la justicia no llega

Sergio Rodríguez / Jesús Anaya

Sabinas.- Este jueves 3 de agosto se cumple un año de la última tragedia de grandes dimensiones en la industria minera del carbón en el estado de Coahuila.  A un año de la tragedia de El Pinabete, las autoridades federales siguen sin poder rescatar los cuerpos de los 10 mineros, y la zona minera donde se registró la tragedia, blindado con decenas de elementos de seguridad de la Guardia Nacional.

En esta fecha, hace un año colapsó una mina de manejo prácticamente artesanal, un “pocito”-como la gente conoce estos lugares-, que se inundó por la ausencia de la aplicación de las normas de seguridad para explotación del carburante pétreo.

La tragedia se registró en Villa de Agujita, comunidad minera perteneciente al municipio de Sabinas en la región carbonífera de Coahuila, ubicada en el centro norte de esta entidad del noreste del país. Familias de las víctimas esperan que se cumpla la promesa presidencial de rescate de los cuerpos, pero la vida cotidiana de estas minas es la misma: precarias condiciones y falta de supervisión a la industria, siguen presentes. La normalidad no puede imponerse en Sabinas.

"Mucha gente nos juzga, porque ellos ya sabían el peligro que corrían, pero que más puede hacer uno para darle de comer a sus hijos", nos dijo una de las viudas de los 10 mineros, que guarda su nombre en anonimato.  

Organizaciones defensoras de este gremio, han denunciado toda clase de irregularidades tras el caso, entre ellos que ni siquiera pueda contruirse el memorial prometido para las víctimas.

El horror en el “pocito”

Los trabajadores perforaron un muro del túnel, a unos 60 metros de profundidad; no sabían que esta pared conectaba a otra mina abandonada e inundada, que en cuestión de segundos llenó las cámaras de El Pinabete y ahogó a los empleados: 10 extractores de carbón que ahí se encontraban. Ahí quedaron nuevas víctimas de la zona de carbón, como el multicitado Pasta de Conchos.

Laura Velázquez Alzúa, Coordinadora Nacional de Protección Civil, explicaría después este hecho como la probable razón por la que podrían haberse inundado las galerías del sitio. Y con ello, terminando la vida de los mineros que ahí laboraban.

Para el gobernador, Miguel Angel Riquelme Solís, este desastre y la supervisión de las minas para que cumplan las normas de seguridad, es tema federal, en el que el estado puede apoyar si se les solicita.

El gobierno federal se comprometió apoyar a las familias de los mineros muertos en esta tragedia, y las indemnizó temporalmente, además de comprometerse a rescatar los cuerpos de las entrañas de la tierra. Ésta promesa se ha sumado a las tantas promesas del gobierno federal, por parte del presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Austeridad pega a supervisión de medidas

El rescate de los cuerpos es la promesa gubernamental de la Secretaría del Trabajo, en ese entonces bajo la titularidad de Luisa María Alcalde. Sin embargo ha pasado un año y no han conseguido esto.

Los niveles del turbio y lodoso líquido se mantienen y suben, pese a los equipos de bombeo que extraen el agua que ya tiñó el arroyo con color rojo óxido por los minerales que expulsan las máquinas de la mina.

Para la diputada federal, Cristina Amezcua, la falta de personal de supervisión por parte de las autoridades federales, como la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, son los factores que permiten a muchas de las minas trabajar ahorrando recursos al no cumplir con las normas de seguridad. Es decir, a un año de la tragedia minera, ni el rescate de los cuerpos ni una mejor supervisión de la industria minera, son parte de la labor gubernamental para evitar que más casos se vuelvan a presentar.

Indicó que las autoridades competentes deben aplicar los reglamentos y las sanciones para garantizar la integridad física de quienes trabajan en esta industria, que cada año sufre accidentes y cobra vidas humanas. El Pinabete, es ese doloroso hecho que recuerda que mientras la lógica empresarial continúe, decenas de “pocitos” son la muerte segura de otros mineros que tienen en esta actividad su única fuente de ingresos.