Extinción de escuelas de tiempo completo, un paso atrás para las comunidades más marginadas
El pasado 28 de febrero se emitió un acuerdo por el que se elimina a las Escuelas de Tiempo Completo del programa ‘La Escuela es Nuestra’, que beneficiaba a 3.6 millones de menores de edad. Desaparición que fue justificada por la Secretaría de la Educación Pública (SEP) bajo el argumento de contar con un estudio en el que se mostraban sus fallas, pero el cual no existe.
Las instancias con este programa brindaban entre 1.5 y 3.5 horas de clases extracurriculares de disciplinas como música, arte, deporte y lenguas extranjeras; además de brindar alimentación a estudiantes de entre 5 a 14 años en zonas de mucha vulnerabilidad económica, pues el 70% de las escuelas participantes se encuentran en zonas indígenas y rurales, y el 55% de los niños que cubría este programa vivían por debajo de la línea de pobreza.
Al realizar una solicitud de información, la dependencia que dirige Leticia Ramírez Amaya no proporcionó datos sobre las supuestas irregularidades detectadas en el programa, ni los funcionarios qua habían sido sancionados por esa causa. A su vez manifestó que la Subsecretaría de Educación Básica pidió dirigir la petición a la Dirección General de Gestión Escolar y Enfoque Territorial, debido a que esta unidad era la responsable.
A su vez la SEP dio a conocer un documento de Excel en el que se enlista a las 27 mil 67 escuelas que tenían el programa de tiempo completo (PETC), y los datos de su ubicación, nivel de marginación, cantidad de alumnos y si tenían o no servicio de alimentos, aunque no se ofrecía ningún otro dato estadístico que demostrara las fallas que argumentó la dependencia educativa para acabar con el programa.
Cabe recordar que el 28 de abril pasado, la aún secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez aseveró que “mediante un estudio, se detectó que casi 20 mil escuelas, es decir, el 73% de las atendidas en el ciclo escolar 2020- 2021 no se ubicaban en lugares con altos grados de marginación; aunque en el documento de Excel se indicaba que no era el 73%, sino el 48% de los planteles que no se encontraban en zonas ni de alta ni de muy alta marginación.
De los 27 mil 67 planteles, 2 mil 157 tenían un nivel muy alto de marginación (8%); 11 mil 972 un nivel alto de marginación (44.2%); 3 mil 712 un nivel medio (13.7%); 3 mil 385 un nivel de baja marginación y 5 mil 157 en zonas de muy baja marginación (19.1%).
El cierre de las escuelas de tiempo completo representa un duro golpe y un retroceso para las mujeres trabajadoras con hijos, para quienes esta opción representaba tranquilidad y apoyo; además, deja en estado aún más precario la economía de esas familias que perderían aproximadamente la mitad de su ingreso ante la necesidad de que las madres abandonen su trabajo o reduzcan las horas para el cuidado de los menores.
Finalmente, la extinción de este programa también repercute en el desempeño escolar de los estudiantes, pues de acuerdo con las evaluaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política y el Desarrollo Social (CONEVAL), de 2007 a 2017, las Escuelas de Tiempo Completo fueron el mejor modelo de equidad para evitar el rezago escolar.
Es por ello que la desaparición de este esquema escolar, tras lidiar con el aumento del rezago educativo que provocó la pandemia de covid-19, representa evidentemente un disparate.