Desabasto de medicamentos, lleva a pacientes a adquirir fármacos peligrosos
Datos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en 2021, refieren que el Insituto de Salud para el Bienestar (Insabi), encargado de comprar medicamentos, a través de un acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas de Dservicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés), entregó solo el 5.1% de los medicamentos oncológicos solicitados por 31 instituciones públicas desde noviembre de 202, lo que implica que de 194 claves con 12 millones 714 mil 848 piezas, solo se recibieron 127 claves por un total de 643 mil 945 piezas.
A su vez, la Sociedad Mexicana de Neurología Pediátrica, que integra a más de 500 neurólogos pediatras, hizo un llamado para que organismos de salud, laboratorios frabricantes, distribuidores, farmacias y órganos reguladores nacionales conformen un frente para establecer una solución al desabasto nacional de medicamentos de prescripción especializada para pacientes con padecimientos neurológicos.
Situación que se ve reflejada en pacientes de cáncer, VIH, diabetes, hipertensión arterial, entre otros padecimientos. Motivo por el que los enfermos se han visto obligados a recurrir al mercado negro de medicamentos, ante la imposibilidad de adquirir los fármacos que requieren a los elevados costos a los que se ofertan en el mercado, con los peligros que esto conlleva.
Bajo este tenor, Los Angeles Times descubrió la presencia de metanfetamina en medicinas apócrifas que se venden en la frontera norte de México. De acuerdo con el análisis realizado por el diario e investigadores de la Universidad de California (UCLA), en los medicamentos obtenidos en Cabo San Lucas, Baja California, se obtuvieron rastros de fentanilo y metanfetaminas; como en el caso del Adderall (utilizado para tratar el transtorno por déficit de atención) y oxidocona o hidrocona.
La investigación encontró que el 71% de píldoras analizadas dieron positivo para drogas más potentes.
Aunado a ello, con el consumo de medicamentos ‘piratas’, ya sean controlados o para atender enfermedades crónico-degenerativas, siempre está latente el riesgo de falla en el tratamiento y, consecuentemente, la progresión o complicación del padecimiento, es muy alto, atentando así contra la vida y salud de los consumidores.