Teletón: el intermediario consentido y bendecido de la 4T
De la hipocresía con la que se ha conducido el fundador de Morena no nos extraña, pero darle al Teletón trato de caso especial, confirma plásticamente cómo la misma 4T tiene a sus intermediarios favoritos.
“Antes, el dinero que se entregaba a la gente se hacía a intermediarios de organizaciones sociales. Y ¿qué sucedía? Que no llegaba, llegaba con moche, con piquete de ojo. Ahora es directo, a cada beneficiario, sin intermediarios”, fue la frase recurrente pronunciado por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, durante el primer año y medio de administración. Su campaña contra los supuestos, nunca probados intermediario, nunca dejó de insistir cómo la corrupción y las tranzas se acabaron gracias a su llegada. Y como dice el dicho popular: más pronto cae un hablador que un cojo. La 4T es prueba de ello.
El pasado jueves 12 de agosto, el presidente Andrés Manuel y la fundación Teletón firmaron la alianza del Programa de Apoyo de Rehabilitación e Inclusión para el Bienestar para niños y niñas con discapacidad, el cual adelantan rehabilitará de forma “gratuita” a 20 mil infantes. “Habíamos decidido entregar todo de manera directa a los beneficiarios sin intermediación de organizaciones ni fundaciones filantrópicas, pero el Teletón es un caso especial” ¿Y entonces?
Vaya contraste de opinión de un López Obrador. En 2014 aseguraba en redes sociales que “Ni con todos los teletones del mundo, Televisa podría compensar el grave daño causado a México como parte de la mafia del poder”. Es decir, en su carrera rumbo a la Presidencia de la República los usaba para presumir un discurso antisistema y finalmente ya en el poder vuelve a encumbrar a la élite empresarial detrás del fondeo del Teletón.
De la hipocresía con la que se ha conducido el fundador de Morena no nos extraña, pero darle al Teletón trato de caso especial, confirma plásticamente cómo la misma 4T tiene a sus intermediarios favoritos.
De los que supuestamente le hacían “piquete” a los programas y apoyos sociales nunca fue probado con evidencia, según académicos serios como Máximo Ernesto Jaramillo-Molina, doctor en Ciencia Social por El Colegio de México y cofundador del Instituto de Estudios sobre Desigualdad (INDESIG).
Después de negarse a entablar mesas de diálogo con organizaciones civiles, campesinas, fundaciones, colectivos, la 4T se encargaría de hacer llegar los recursos a todos, sin embargo, dicha promesa lejos está de cumplirse.
Comenzando con los apoyos oncológicos para las mujeres, recibidos a través de asociaciones civiles como la Fucam y para los niños con cáncer, los cuales fueron suspendidos, problemáticas sumamente sensibles pues la consecuencia fue y sigue siendo la pérdida de vidas. Los apoyos a las personas con “enfermedades raras”, las asociaciones deportivas, las organizaciones campesinas, asociaciones que se dedicaban a la atención contra la violencia de género, del medio ambiente e innovación de energías renovables, para atender la discapacidad entre muchas otras, quienes han expuesto públicamente la falta de apoyo, todas sus solicitudes sepultadas por la lógica de que la 4T no quería intermediarios.
Entonces era una situación crítica y ahora se ha agudizado, al quitarles las posibilidades de obtener soluciones a través de estas agrupaciones no gubernamentales, los problemas han ahondado y en muchos casos, pagado hasta con vidas.
El supuesto combate a la corrupción no ha sido la solución a todos los problemas de México, pues aquellos políticos que en tiempos pasados fueron criticados, hoy son quienes manejan y están al frente de dependencias encargadas de atender a la gente más vulnerable, por “decreto” fueron purificados. No nos confundamos, la transformación no es tal. El teletón, un programa sumamente cuestionado, ineficiente, ahora es otro de los consentidos de la 4T, antes recibía severas críticas de su principal exponente y ahora es una gran aliado para apoyar a las personas con discapacidad. Y lo más grave, el gobierno de López Obrador sigue relegando una verdadera política para ese sector, al dar aval del erario para que la ayuda a los discapacitados siga dependiendo de la ayuda solidaria de los donantes y no se convierta en una política de Estado.