Filtraciones e intimidaciones

Por: Homero Aguirre Enríquez

Filtraciones e intimidaciones

Homero Aguirre Enríquez

Circula ampliamente en los medios y en las redes un documento presuntamente filtrado de fuentes de inteligencia militar, en donde se enlistan los posibles protagonistas de ataques al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, pocos meses antes o durante su inauguración, y se les asigna una calificación de peligrosidad a cada uno, en donde un número más alto representa un mayor peligro. Resalta que, junto a cárteles mexicanos y organizaciones calificadas de terroristas, en la tabla aparecen movimientos sociales, como el que han protagonizado familias que reclaman abasto suficiente y oportuno de medicinas para sus hijos con cáncer, movimientos magisteriales, estudiantiles y agrarios con diversas demandas, así como organizaciones sociales mexicanas absolutamente legales, entre ellas el Movimiento Antorchista.

No estoy en condiciones de verificar la fuente y autenticidad de dicho documento, pero salta a la vista el despropósito de hacer un coctel de grupos armados, al que se le suman arbitrariamente movimientos sociales y organizaciones sociales que han mostrado su desacuerdo con la política de la 4T o contra aspectos particulares de la misma, a pesar de que el desacuerdo y la protesta a través de manifestaciones está perfectamente permitido por la ley que nos rige todavía y de ninguna manera define como violento o subversivo a quienes las practican en uso de ese derecho.

Tal vez todo debiera reducirse a desechar ese documento como una mala broma de algún “analista” despistado o mal informado, o como una filtración que busca intimidar o generar algún impacto negativo en la imagen de los movimientos sociales ahí señalados; pero como el documento ha circulado profusamente, de inmediato han salido quienes le conceden valor probatorio y para potenciar sus fobias han metido en el mismo costal de amenazas a la seguridad nacional a todos los ahí enlistados aunque jamás hayan puesto un pie en el AIFA ni manifestado la menor intención de alterar el funcionamiento de esa o cualquier otra instalación.

En el caso del Movimiento Antorchista ha sido público nuestro desacuerdo con que se dilapide el dinero público en costosas obras que no servirán para nada o serán de muy poca utilidad para elevar el bienestar de los mexicanos y que se desprenden de planes improvisados y delirios de grandeza de quienes nos gobiernan. Dentro de esa categoría resalta el elefante blanco en que se ha convertido el AIFA, una costosa obra que implicó echar al caño lo que se había invertido en Texcoco y construir instalaciones en Santa Lucía, todo lo cual arrojó al final un costo que conservadoramente se ha calculado en 229 mil millones de pesos, dinero que bien pudo invertirse en mejorar la vida de la gente que habita en las colonias populares y en miles de municipios marginados. Esto lo dijimos en su momento y lo hemos sostenido públicamente con argumentos y datos verificables, al igual que nuestras críticas al Tren Maya y a la Refinería Dos Bocas, las otras dos obras faraónicas, pero jamás nos ha pasado por la cabeza atentar contra esas instalaciones o entorpecer su funcionamiento. Quien diga lo contrario nos está calumniando, aunque resultara cierto que quien elaboró el documento en mención es un órgano de “inteligencia”.

Tampoco hemos ocultado nuestras discrepancias profundas con el actual presidente de la república, y advertimos a quienes quisieran oírnos que estaba equivocado de origen el plan para rescatar a México de su atraso y pobreza si todo se reducía a combatir la corrupción sin llevar a la práctica al mismo tiempo un enérgico plan para que el país creciera y se desarrollara económicamente, pero sobre todo si no se hacía realidad una política que generara empleos, elevara los salarios, aumentara los ingresos públicos y luego los repartiera entre la población más pobre mediante obras, servicios, educación, infraestructura de salud, de comunicaciones y otras más que son la base del bienestar de los países modernos. Nada de eso se ha hecho, todo se ha reducido a generar programas para comprar votos y los resultados están a la vista: crecieron la pobreza, la marginación y la migración, entre otros males, mientras que el crimen y la violencia se han adueñado del país. En todo ello no hay ninguna culpa en quienes hemos cuestionado a la 4T y nos hemos movilizado para exigir que se atienda a todos los mexicanos que el Gobierno ha hecho a un lado arbitrariamente.

Pero nuestra discrepancia no se ha traducido en amenazas o actos fuera de la ley. En cambio, hemos denunciado públicamente la ilegal campaña de linchamiento que se orquestó desde la presidencia de la república para acusarnos falsamente de ser intermediarios y haber recibido directamente miles de millones de pesos del erario. El presidente nos ha acusado no menos de 130 ocasiones en distintos foros y delante de poderosos medios de comunicación, pero jamás ha probado sus acusaciones y ni siquiera se ha tomado la molestia de que estas sean coherentes, pues a veces nos acusa de haber recibido una cantidad y al día siguiente altera la cifra. Esa es la razón por la que en algún momento organizamos manifestaciones de protesta en los propios eventos del presidente, pero siempre se ha tratado de acciones defensivas que se suspendieron en cuanto cesaron las acusaciones, lo cual no implica que renunciemos a nuestro derecho a plantearle al pueblo de México nuestro proyecto de país y organizar luchas por demandas inmediatas.

Por todo lo anterior, los antorchistas nos solidarizamos con los movimientos y organizaciones que han protestado por su inclusión en esa lista caprichosamente confeccionada y por las conclusiones tendenciosas que se han sacado para acusarlos falsamente de tener planes agresivos, opacando así sus razones y reclamos verdaderos. Reiteramos que la lucha social es un derecho constitucional, una exigencia de nuestros tiempos y no debe perseguirse a los luchadores sociales. Estamos convencidos más que nunca que solo un pueblo organizado en grandes contingentes y muy convencido de que México debe cambiar bajo otra dirección y siguiendo otro proyecto de país podrá ofrecer a las generaciones presentes y futuras una patria donde haya comida, educación, cultura, bienestar, trabajo y paz.