Pesqueros de balsas en el olvido

Por: Olivia Ortiz Trigo

Pesqueros de balsas en el olvido

La escasez de mojarra en el río Balsas alcanza el 80 por ciento; y los pescadores de nueve poblaciones ribereñas del estado de Guerrero han solicitado urgente apoyo a los gobiernos Federal, estatal y municipal para no tener que decidir entre las dos únicas opciones que les quedan: emigrar a estados del norte de México y Estados Unidos (EE. UU.) o engrosar las filas de la delincuencia organizada.

En esta difícil disyuntiva se hallan miles de familias de los municipios San Miguel Totolapan, Tlalchapa, Tlapehuala, Arcelia, Coyuca de Catalán, Ajuchitlán del Progreso, Cutzamala de Pinzón, Pungarabato y Zirándaro de los Chávez, todos de la región de Tierra Caliente, a quienes la virtual desaparición de la mojarra y la agricultura de sobrevivencia han colocado en una situación de riesgo vital.

La presidenta de la Cooperativa Pescadores Unidos de San Gerónimo S. C. de R. L. (CPEUSG), Clara Avellaneda Martínez, informó que las familias de estas nueve poblaciones guerrerenses y las de otras 20 de la Tierra Caliente de Michoacán –entre ellas Aratichanguio, Estimucha, Santa Rosa, Quetzería, Seibas del Pataseo, Hacienda Vieja, La Ordeña, El Cuitaz, Huetamo, Santiago, Ziritzicuaro, San Gerónimo, Arroyo Seco, Churumuco, Purechucho y Conguripo– se dedican exclusivamente a pescar mojarras; y que el promedio de cada una de las comunidades asociadas a la cooperativa es de 300 personas.

La lideresa explicó que la pesca ribereña del Balsas es artesanal, ya que los pescadores utilizan tarrayas, trasmallos, chinchorros y pequeñas embarcaciones de madera con remos del mismo material; que la producción responde básicamente al consumo familiar y que sus excedentes son enviados a la Ciudad de México (CDMX); Pátzcuaro, Zitácuaro, Huetamo y Morelia, Michoacán; Toluca, Estado de México (Edomex) e Iguala, Guerrero.

Avellaneda Martínez detalló que esta actividad productiva se encuentra en crisis muy severa debido a la sobreexplotación de la mojarra y a que desde que el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) llegó al poder, desparecieron varios programas de apoyo a la pesquería nacional, entre ellos la siembra de alevines, es decir, de crías de peces en presas y ríos, como es el caso del Balsas, en cuyas áreas ribereñas, la gente se dedica al cultivo de maíz, melón, sorgo, ajonjolí, sandía, papaya, entre otros vegetales.

Por ello, la CPEUSG, una de la agrupaciones sociales más grandes de la entidad, hizo un enérgico llamado a las autoridades federales para que siembren alevines suficientes y de buena calidad; y establezcan horarios de veda que realmente sean respetados por los pescadores del Balsas en Guerrero y Michoacán; ya que la mojarra es un alimento nutritivo y saludable que hasta hace unos años estaba al alcance de los bolsillos de la gente; pero hoy su escasez ha provocado que no todas las familias puedan consumirlo.

Golpes a la pesquería nacional

Actualmente, no existen programas federales, estatales ni municipales para impulsar las actividades pesqueras. El año pasado, 22 integrantes de la cooperativa en Zirándaro de los Chávez fueron beneficiados con el programa Bien Pesca, y en 2022 otros 51 integrantes pretenden acceder a dicho apoyo; pero hasta ahora no han tenido ninguna respuesta; y tampoco del programa Propesca, que consiste en el cambio de equipos de pesca viejos por nuevos, la entrega de vales de gasolina para los motores, capacitación y el pago de viajes a otros lugares de la República para aprender otras técnicas de pesca.

Hoy, los pescadores del Balsas lamentan la desaparición de los programas federales de apoyo al sector pesquero y que esta decisión esté dejando sin sustento económico a tantas familias, muchos de cuyos miembros se han visto en la necesidad de emigrar en busca de trabajo en los estados del norte de México y EE. UU., pues no tienen más opción que ésa o ingresar a las filas de la delincuencia organizada.

Este problema, por cierto, ha provocado que la empresa Minera Media Luna (MML) firmara por sexto año consecutivo un convenio de colaboración con las cooperativas pesqueras, mediante el cual se entregan directamente 555 mil pesos en apoyo a su actividad preponderante en la cuenca del río Balsas, considerada como la segunda más importante en Guerrero, de acuerdo con el vicepresidente de México para Torex Gold Resources Inc. Faysal Rodríguez Valenzuela.

En un boletín, este directivo puntualizó que ese dinero está destinado a ofrecer asesoría a los pescadores en materia comercial y ecológica, así como para sembrar alevines y que adquieran mejores herramientas para sus labores en coordinación con la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca). Sin embargo, las cooperativas consultadas y los pescadores independientes afirman que la producción sigue a la baja de manera alarmante.

Este fenómeno, agravado por la pandemia de Covid-19, propició que más de dos mil 500 personas de los nueve municipios guerrerenses de Tierra Caliente se quedaran sin trabajo y que muchas se sumaran a la pesca de sobrevivencia en el río Balsas, donde además de mojarras, hay langostinos y tilapia.

Pero la crisis económica no solo afecta a la pesquería fluvial de Guerrero, sino también a la costera, donde los trabajadores del mar se han empobrecido más y difícilmente pueden adquirir un motor o equipo moderno para sus modestas embarcaciones. En la misma situación de marginación económica y tecnológica se encuentra la acuacultura.

Pese a esta situación, los pescadores del Balsas, entrevistados por buzos, expresaron que aún no pierden la esperanza de que los gobiernos municipales, así como el Gobierno Federal, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y el estatal por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, impulsen al sector pesquero en los próximos meses.

En décadas pasadas, la mojarra –especie nativa de afluentes, lagunas y presas de Michoacán, Guerrero, Morelos, Puebla y Colima– reinó en la cuenca del río Balsas; y según los pescadores alcanzó tallas de aproximadamente 25 centímetros, que también se redujeron en perjuicio de una de las actividades productivas más dinámicas de la región, por encima de la agrícola. Por ello, advirtieron a este semanario, es necesario que se le estimule igual que a la acuícola, que está descuidada.

Pierden 100 toneladas de pescado

Los pescadores de los cinco pueblos de Cutzamala de Pinzón, que en las temporadas de Cuaresma tenían su mejor periodo de captura y venta, reportaron la pérdida de 100 toneladas de mojarra tilapia de la presa El Gallo debido a la falta de agua suficiente y del movimiento que resulta indispensable para oxigenarla. Cada captura era de entre tres y cinco toneladas; y en Semana Santa enviaban entre 50 y 70 toneladas diarias a la central de abastos de La Viga, en la CDMX.

La muerte de los peces se debió a la falta de oxígeno en el agua de la presa, problema que desde hace varios años iba en aumento; e hizo crisis en las dos primeras semanas de abril, pese a que el año pasado la Comisión Nacional del Agua (Conagua) autorizó a través del Comité Nacional de Grandes Presas que se le proveyera de más agua para que tuviera mayor oxigenación.

La escasez de mojarra y la desaparición de programas pesqueros han propiciado el alza de los productos del sector. “Hay poco pescado y, ante la gran demanda, el costo es muy elevado y es acaparado por revendedores. Hace aproximadamente tres años, las familias humildes de la región podían consumir mojarra, que costaba unos 60 pesos la docena, ahora cuesta 150 pesos. Por ello es urgente que los tres niveles de gobierno pongan atención a lo que pasa en el río Balsas”, reporta un pescador a buzos.

Él mismo comentó que la mayoría de los pescadores forman equipos de entre cinco y seis personas y que, en jornadas de nueve o 10 horas, obtienen hasta dos toneladas de mojarras, las que se reparten de manera equitativa tanto para consumo familiar como para vender, sobre todo ahora que la escalada de precios afecta a todos los productos de la canasta básica: frijol, maíz, huevo, carne, etcétera.

Siguiendo la ruta del río Balsas se llega a la comunidad de Mezcala, que pertenece al municipio de Eduardo Neri donde, ante la grave escasez de pescado, el pasado cinco de enero –como vienen haciendo desde el 2018– los pobladores realizaron un recorrido en lanchas río arriba hacia la comunidad de Tlamamacán, municipio de Mártir de Cuilapan, con la imagen de su patrono San Cristóbal para solicitarle abundancia de pescado y que no disminuya el caudal del río.

En la peregrinación no faltaron las flores, los cohetes y la música de viento; al llegar a su destino regalaron pescado a la gente, a modo de ofrenda para que el santo patrón y el río les dé más.

RECUADRO

El río Balsas en números

 

• El río Balsas nace en el estado de Puebla y fluye hacia la región oeste, sobre Guerrero y Michoacán, hasta desaguar en el Océano Pacífico, con un escurrimiento superficial de 24 mil 944 hectómetros cúbicos. Tiene una longitud de mil kilómetros y es uno de los más largos del país. Acopia aguas de los ríos Atoyac, Mixteco y Tlapaneco.

• La tarraya es una red redonda para pescar en aguas poco profundas y el chinchorro es una red pequeña compuesta de un copo y dos bandas, de las cuales una se tira desde tierra mediante cabos muy largos. El trasmallo está formado por tres palos de red superpuestos; los dos exteriores tienen la misma luz de malla; y la del central es menos tupida, pero de mayor dimensión; se coloca en el río y todo el tiempo está atrapando peces; se revisa entre las 8:00 y las 9:00 de la mañana y a las 17:00 y 18:00 horas. Capturan entre cinco y 10 kilogramos de mojarra.

• Los pescadores laboran en el Balsas en dos jornadas: una de las 7:00 a las 13:00 y otra de las 17:00 a las 20:00. En ese lapso se logran capturar entre tres y cinco kilogramos de mojarras cada uno. Trabajan las 24 horas, en grupos de cinco a seis personas, y llegan a pescar entre 40 y 80 kilos como máximo.