Opinión: La salud en México, no fue como la de Dinamarca
La promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador con respecto a que el sistema de salud “sería como el de Dinamarca” fue reiterada. Prometió mejorar el servicio público de salud a beneficio de millones de mexicanos, pero no ocurrió, pues al igual que la idea de “primero los pobres”, se quedó en buenas intenciones.
Millones de mexicanos creyeron en las promesas del tabasqueño, quien, hasta el cansancio, un día sí y el otro también, afirmó aplicar una “transformación” en el sistema de salud. Para sorpresa de muchos, desapareció el Seguro Popular, que ayudaba a millones de personas a recibir diversos tratamientos como el cáncer, tanto en niños como adultos, medicamentos contra el VIH, enfermedades mentales, y una larga lista de padecimientos que no sólo significaba mejorar la salud de los enfermos, sino que ayudaba en la economía de los derechohabientes.
Pues justificado en el trillado pretexto de la “corrupción”, de lo cual a la fecha no se han presentado pruebas, el gobierno de AMLO acabó con el Seguro Popular. Lo que son las cosas, acusó corrupción en administraciones “neoliberales” pasadas, que no ha comprobado. Pero en la actual de la 4T, los periodistas Nayeli Roldán y Judith Méndez, en su investigación titulada Vacunación en México: Gobierno de AMLO dejó a 6 millones de niños sin vacuna; gastó más que Peña Nieto y compró menos, comprobaron que de 2019 a 2020, el gobierno de AMLO dejó a millones de niños sin las primeras vacunas básicas porque no se adquirieron o lo hicieron a destiempo, además del gasto excesivo que según se hizo, sin cumplir con eso del “vamos a ahorrar”.
Las cifras se basan en la realidad palpable, pues la mal llamada “austeridad franciscana” ha traído como consecuencia que enfermedades como el sarampión, que por décadas se había combatido con el cuadro básico de la vacunación, se vuelvan a presentar en pleno Siglo XXI y en la sociedad mexicana, que desde los años 90´s, habían logrado que México fuera ejemplo de un sistema de cobertura de vacunación importante tanto para el bienestar de sus propios habitantes, como ejemplo a seguir en todo el mundo.
Pues todo eso se fue al basurero de la historia porque ya no existe.
Pero la situación no quedó ahí. La pandemia, como ya lo hemos hablado en otras ocasiones, vino a agravar esa crisis de salud que dio como resultado más de 800 mil muertes por Covid-19 de acuerdo con especialistas; colocando a nuestro país en el quinto lugar con más muertes a nivel mundial, como consecuencia de una pésima atención de la crisis sanitaria.
Las temporadas de lluvias también han contribuido de manera indirecta, a mostrar la falta de mantenimiento en varios hospitales del país, pues en redes sociales abundan videos de nosocomios que se inundan.
¿Qué ha hecho el gobierno para reparar este daño? Nada o peor, castiga dejándolos sin medicamentos.
A raíz de su trillado decreto de que la atención a la salud no se le negaría a nadie ni tampoco se cobraría, se dio la instrucción a nivel nacional, de colocar anuncios en los hospitales controlados por la Secretaría de Salud, donde la gente interpusiera sus quejas, en caso de que alguien se los negara o no se diera el servicio completo y adecuado. ¡Toda la culpa a los doctores!
Pero lo que no se informó fue la cantidad de restricciones que la misma dependencia federal aplicó a raja tabla sin una previa consulta, porque para esto no se toma en cuenta la opinión de los trabajadores de la salud, con respecto a cómo deben brindar el servicio los nosocomios sin tener todos los medicamentos ni los doctores generales y especialistas, (quienes muchos de ellos atienden en diversos hospitales) disminución de salario, realización de estudios o placas sin brindarles las herramientas básicas para su realización y una larga lista de deficiencias a las que se enfrentan, porque el gobierno federal decidió eliminarlas.
Así cómo se va a lograr un buen servicio gratuito y completo. Como siempre, que se apriete más quien sufre más.
El desabasto de medicamentos en los hospitales, tampoco es algo que desconozcamos. Este problema se presentó desde inicios de la administración y varias fueron las denuncias hechas de todo tipo de sectores, además de las víctimas que perdieron y seguirán perdiendo la vida en espera de su medicina.
Para esto, el gobierno de López Obrador se excusó en el combate a la corrupción y en el nuevo manejo de la compra de los medicamentos, la cual también fue exhibida como ineficiente, lo cual prueba que la salud nunca ha sido ni será prioridad para este gobierno que repetía una y otra vez “ser diferente”.
La prueba se refuerza con lo recién publicado por el portal EMEEQUIS en su investigación titulada Pierde IMSS 627 millones de pesos en medicamentos, donde los periodistas Sandra Romandía y Miguel Ángel Teposteco Rodríguez comprueban que “de 2019 a 2023, el IMSS tiró a la basura más de 600 millones de pesos por medicamentos caducados o desperdiciados y 27 millones más que fueron robados en las instalaciones de salud de todo el país”. Y mientras, miles de pacientes necesitándolos y perdiendo la vida.
Ante este panorama contradictorio con los medicamentos, al mandatario federal se le ocurrió la idea de la Megafarmacia. Y como todas las ocurrencias que caracterizan a la 4T, la supuesta “solución” vuelve a comprobar una vez más, la poca seriedad e improvisación que se hace con la vida de los mexicanos.
Estamos en tiempos electorales, las promesas de los candidatos de las distintas corrientes políticas volverán a ser las mismas y al final los que pagaremos con vidas, seremos los de siempre, los ciudadanos. Es momento de empezar a buscar entre nosotros mismos, ese cambio bajo la organización de un partido emanado del pueblo, al final de cuentas somos los que sabemos qué nos duele y cómo podemos solucionarlo.