El espionaje en tiempos de la Cuarta Transformación

El espionaje en tiempos de la Cuarta Transformación

Vaya revuelo que ha causado la filtración de diversos documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), por parte del grupo de hackers autodenominado Guacamaya, en los que dan a conocer filtraciones realizadas por el cuerpo militar en materia de información interna y confidencial.

Seis terabytes de archivos evidencian que la Sedena siempre ha estado enterada de todo tema que a uno se le pueda venir a la mente, desde las enfermedades que padece el presidente hasta los narcogobiernos plenamente identificados, y aun así no haber hecho nada. Estos documentos superan los Pandora Papers expuestos en el 2021.

Aunque el espionaje no es novedad en los gobiernos mexicanos, sí es importante recordar que la promesa de un “gobierno diferente” y reiterar hasta el cansancio que no son lo mismo que los “neoliberales corruptos de las administraciones”, es lo que menos importa y repitan los mismos errores que tanto critican.

La declaración de la máxima figura de las fuerzas armadas, López Obrador fue concreta: “Esto ya no se hace, el gobierno no espía a nadie, los opositores no son espiados”, luego de que se diera a conocer que el gobierno del priísta Enrique Peña, a través del programa Pegasus, espiara a periodistas, activistas y al ahora presidente. Y entonces ¿qué los hace diferentes?

Poco a poco se ha dado a conocer que la Sedena tiene pleno conocimiento sobre los movimientos de los grupos de la delincuencia organizada, desde dónde se abastecen de equipo táctico, sus movimientos, la ubicación de los cabecillas y hasta la relación familiar que tienen con varios funcionarios públicos del nivel de gobernadores hasta el Gobierno federal.

Los señalamientos van desde el secretario de gobernación Adán Augusto, a quien la Sedena ya asegura que cuando dejó el cargo de gobernador de Tabasco, le entregó la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la Policía Estatal a tres hombres relacionados con el Cartel Jalisco Nueva Generación. De esa magnitud es el señalamiento y la lista sigue… Los gobernadores morenistas de Morelos y Veracruz, por citar algunos, permiten la operación de diversos cárteles en sus estados, lo que ha traído como consecuencia más inseguridad, muerte y secuestro de diversas comunidades, sin que se haga algo por parte de la autoridad.

Asimismo, en la información hackeada reveló que la Sedena tenía una lista de “grupos con posibilidad de perpetrar un acto de interferencia ilícita”, en donde se les asignaba un número dependiendo de la gravedad de peligrosidad que representan.

¿Cómo es posible que la Sedena considere a los padres de niños con cáncer, las madres usuarias de guarderías infantiles, colectivos que exigen paz y justicia social, colectivos feministas, Antorcha Campesina, defensores de derechos humanos, más peligrosos que los mismos cárteles o que se les considere del mismo nivel de letalidad?

Con esto solo se comprueba que los enemigos más peligrosos para el gobierno, son aquellos que le exigen cumpla su papel y obligación de atender la necesidad de la mayoría de los mexicanos cansados de discursos huecos, indiferencia ante el grito desesperado de justicia para las mayorías. Aquellos que quieren un cambio verdadero a favor de todos, representan la contradicción del principal objetivo de este gobierno de la 4T que prefiere pactar con criminales, antes que cumplirle al pueblo, a ese que tanto se llena la boca de decir que “son primero, por el bien de todos”.

La filtración de esta información vuelve a confirmar lo que gente con mente sana tiene claro y lo ha repetido en varias ocasiones: el pueblo organizado es el verdadero peligro para este gobierno morenista. Es él quien tiene en sus manos hacer el cambio.