Ser político en tiempos de crisis
Esta forma de libertad, cuyo fundamento es la propiedad privada, segrega al hombre de la sociedad
Los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” decía Marx en la undécima tesis sobre Feuerbach. ¿Qué expresaba con esta idea? ¿En manos de quién estaba la posibilidad de cambiar el mundo? A esta pregunta Marx y otros teóricos de la misma corriente han contestado de igual manera: en manos del ser político, refiriéndonos al ser como como síntesis de la realidad objetiva y de la consciencia social; del hombre colectivo; de la masa del pueblo que se encuentra excluida de la política profesional pero constituye el fundamento de todo fenómeno social, es decir, de todo fenómeno político.
Cuando Aristóteles en su Política se refería al hombre como “animal político”, no lo hacía sólo, como formalmente reconoce, por pertenecer éste a la Polis, sino esencialmente por la función que jugaba dentro de la sociedad y porque, a su vez, la sociedad determinaba el ser y el hacer del individuo. Es decir, ya desde la Grecia antigua se reconocía la función social del hombre, se le concebía, tanto en el caso de Platón como el de Aristóteles, como parte orgánica de un conjunto del que era producto y parte inseparable. A diferencia de la teoría política del siglo XVIII y XIX, que concibe la libertad del hombre bajo la bandera de la burguesía en ascenso, como propietario privado, como individuo, en la que el fin último no es unir los intereses de todos, sino separarlos, distinguirlos, o, según la «Declaración de los derechos del hombre» de 1791: “en poder hacer todo lo que no perjudique a otro”, “como la empalizada marca el límite entre dos tierras” (Marx).
Esta forma de libertad, cuyo fundamento es la propiedad privada, segrega al hombre de la sociedad, lo despolitiza y sustituye los intereses generales por intereses egoístas. Valida la sentencia hobessiana de que “el hombre es el lobo del hombre”.
La política es una práctica muy distinta a la que nos han dibujado. “Es –en palabras de Gramsci– la actividad humana fundamental, el medio por el cual la consciencia individual entra en contacto con el mundo social y natural de sus formas”. Es la síntesis de la praxis, la comprensión del mundo como la interpretación y la transformación de la realidad bajo un mismo concepto; el hacer real del hombre como ser social bajo las circunstancias históricas que “le han sido legadas por el pasado”. Y al decir que es praxis política me refiero a la unidad entre el pensar y el hacer, entre la teoría y la práctica; el hombre se forma una concepción de la realidad y en función de ella actúa y orienta su actuar, para luego, en sentido inverso, corregir sus propias ideas al trasluz de la práctica.