Opinión: El bloqueo al gas ruso en Europa, daño autoinfligido
El imperialismo pretende estrangular a Rusia con la guerra y sanciones sin fin: la Unión Europea, UE, ha acordado ya el paquete número 15. Pero Rusia es más fuerte de lo que sus adversarios esperaban; su economía se ha fortalecido y está ganando la guerra en Ucrania. Su poderío energético en el sector del gas es un factor decisivo.
Antes de la guerra, Europa dependía en 40 por ciento del gas de Rusia. En igual porcentaje dependía Alemania para la industria y los hogares, y fue el primer damnificado cuando Estados Unidos obligó a la UE a renunciar al gas ruso y en 2022, dinamitó el gasoducto Nord Stream, logrando así sustituir, aunque solo parcialmente, el gas ruso, convirtiéndose en el principal proveedor, con casi la mitad del mercado.
Pero las sanciones han fracasado. The New York Times publicó (citado por RT, 3 de enero): “Los pronósticos sobre las sanciones antirrusas no se cumplieron […] la Unión Europea sigue comprando casi el 50 por ciento del gas natural licuado [GNL] que exporta Rusia, recuerda NYT”. Las cifras son elocuentes. “Pese a las sanciones, Rusia supera a EEUU como uno de los mayores exportadores de gas a la UE […] destaca un análisis de datos de la empresa analítica Bruegel. Esto sucede al tiempo que Bruselas trata de dejar de depender del combustible de Rusia, imponiendo restricciones. A finales de 2024, la UE importó [de Rusia] 21 por ciento más que en 2023 […] representó el 31.3 de todo el gas importado […] hace un año era el 28.6 por ciento. EEUU, segundo principal exportador de gas a la UE en 2023, redujo los suministros casi un 18 por ciento en 2024, y pasó a ser el tercero” (Sputnik, 3 de enero).
Y las cosas se complican. “Europa se enfrenta a una nueva crisis energética, debido a la disminución de las reservas de gas, la llegada del frío y las sanciones impuestas por EEUU […] señala la agencia económica Bloomberg” (Sputnik, 25 de diciembre). Y es que está lejos de producir todo el gas que consume, y depende de las importaciones, que en 2023 representaron el 85 por ciento (RT, 1 de enero).
Como acción desesperada para apuntalar el fracasado bloqueo, el 1 de enero Kiev canceló el contrato que permitía a Gazprom enviar gas a Europa por la última ruta ucraniana que aún operaba. Y el daño se agravará. Austria recibía la mayor parte de su gas vía Ucrania (aunque desde noviembre la entrega está suspendida por conflictos legales); también la República Checa y Eslovaquia. Esta última recibe por Ucrania dos tercios del gas que consume; el ministro de Exteriores declaró: “La República Eslovaca perderá cientos de millones de euros, tanto por la compra de gas a otro proveedor como por el pago del tránsito a otros países”. Sobre el tema, el 23 de diciembre el ministro de Exteriores húngaro declaró: “Hungría no pretende abandonar su cooperación energética con Rusia, al no haber una alternativa más barata y fiable”. Aunque por otra vía, Rusia es también el principal proveedor de gas a España. Interrumpido el flujo por el Nord Stream y ahora por Ucrania, queda aún el gasoducto TurkStream, que atraviesa el mar Negro y abastece Turquía, y por otro ramal a países de Europa central.
Otras naciones también sufrirán por la acción de Kiev. “La red de tránsito de Ucrania está conectada a los sistemas de gasoductos de Moldavia, Rumania, Hungría, Polonia y Eslovaquia y a continuación con los de Austria e Italia […] Moldavia podría verse seriamente afectada, ya que genera gran parte de su electricidad en una central eléctrica alimentada con gas ruso y tendrá que reducir su consumo de gas. La medida también ha afectado ya a Transnistria, república moldava autoproclamada donde ya se cortó la calefacción y el agua caliente […] la suspensión del tránsito aumentaría los precios de gas en todo el bloque, lo que se traduciría en un costo anual adicional de 40 mil a 50 mil millones de euros para los hogares y la infraestructura de la UE. En cuanto a las posibles pérdidas de Rusia, ascenderían a unos 2 mil millones de euros, sólo alrededor del 3 por ciento de todas las causadas a los 27 Estados miembros de la UE (RT, 1 de enero).
La acción de Zelensky agravará el daño sobre los países europeos y su alicaída economía (de esto trataremos posteriormente), y sobre el bienestar de las familias al privarlas del suministro de gas barato. Aumentará la inflación, muy sensible a las variaciones de los precios del gas… y también la inconformidad social. “El cese del tránsito de gas ruso a través de Ucrania […] provocará un aumento del precio del gas de entre 200 y 300 dólares por cada mil metros cúbicos” (Ígor Yushkov, experto de la Universidad Financiera y del Fondo Nacional de Seguridad Energética, Sputnik, 20 de diciembre). El medio alemán DW publica: “Europa es ahora más vulnerable a las presiones mundiales sobre los precios” (DW, 2 de diciembre).
Este invierno es más frío que los inmediatos anteriores, lo que eleva la demanda de gas, que, combinada con una oferta más reducida, eleva los precios: “El coste del combustible azul según las tarifas del contrato de referencia para la UE alcanza los 47 euros/Mwh luego de sufrir un incremento de más de un 25 por ciento en las últimas semanas. El alza acumulada en 2024 es del 55 por ciento” (Sputnik, 29 de noviembre).
Al reducir más el suministro de gas ruso, Estados Unidos busca consolidar un mercado cautivo con precios mayores. Y Europa paga con estancamiento económico y deterioro del bienestar social. Pero Estados Unidos no ha podido llenar el vacío que creó por la fuerza. “EEUU es incapaz de suplir el suministro ruso: luz y gas, de nuevo disparándose en la UE […] En 2022, las élites europeas afirmaron que era posible suplir el GNL ruso por el estadounidense. Casi tres años después, la afirmación sigue siendo una quimera. Y la reducción esporádica del flujo de otras fuentes no añade sino subidas de precios y más incertidumbre. Los cortes en la producción observados desde junio en dos plantas en Noruega (Aasgard y Oseberg), ya hicieron entonces crecer el precio del gas […] El estancamiento en la producción de gas en Estados Unidos y la imposibilidad de suplantar a Rusia como garante energético de la UE es el epítome de la situación. […] No hay lógica en los planes de la UE de vetar el flujo del GNL. Es imposible que EEUU ponga en el mercado 130 MTPA [toneladas métricas por año] de 2025 a 2027. Equivale a la mitad de la demanda total de gas de la UE, explica el ingeniero y consultor Fernando Rodríguez. A su juicio, ni siquiera una aprobación por parte de Donald Trump a las autorizaciones paralizadas podrá revertir la situación" (Sputnik, 29 de noviembre).
En fin, Europa se encuentra sometida a los intereses económicos de Estados Unidos y enganchada a su guerra contra Rusia, pero la realidad muestra que es imposible prescindir de este último país, una potencia energética indiscutible, e indispensable (y aquí solo hemos hablado del gas). Así las cosas, convendría a los pueblos del viejo continente restablecer las relaciones comerciales y normalizar la convivencia con Rusia. Por la ruta actual, Europa se condena a sí misma.
Texcoco, México, a 8 de enero de 2025