La educación en México no es prioridad para Morena
La mayor parte de los recursos del PEF 2023 se destinarán a los megaproyectos presidenciales y la educación pasará a segundo término.
Continúa la discusión del proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2023 en la Cámara de Diputados, y el estira, afloja, quítale aquí y ponlo acá, se está peleando con miras a que el 15 de noviembre los recursos ya tengan destino. Sin embargo, como cada año, conviene adelantar algunos problemas urgentes que lejos de contemplarse en el PEF con la intención de que busquen solucionarse, se siguen relegando y las consecuencias, como siempre, las pagará el pueblo mexicano.
Me refiero a la educación. Los problemas derivados de la pandemia –para nadie desconocidos puesto que los vivimos en carne propia– exigen un curso intensivo de regularización para resarcir el atraso en los conocimientos del nivel básico y, principalmente, un plan para reducir la deserción escolar, que de acuerdo con organizaciones como Mexicanos Primero, 552 mil 469 alumnos dejaron las aulas en el ciclo escolar 2020-2021 por falta de recursos.
Pero eso no es prioridad para Morena ni mucho menos para el presidente Andrés Manuel, porque recordemos que todo se dicta desde Palacio Nacional. Y es que para el próximo año, la Secretaría de Educación Pública (SEP) tendrá poco más de 22 mil millones de pesos para ejercer, de los cuales “19 mil 446 provienen del incremento de los recursos que se le busca asignar, mientras que dos mil 961 del recorte de cuatro programas educativos”, de acuerdo con Mexicanos Primero, quienes en reiteradas ocasiones han manifestado la necesidad y preocupación de mejorar la educación en nuestro país en todos los sentidos, pero que han encontrado oídos sordos en las autoridades de la Cuarta Transformación.
Eso no es todo. Aunque es de las secretarías que más dinero se le asignará, éste se irá primordialmente a los programas implementados por Morena, como La Escuela es Nuestra, que tendrá un 87 por ciento más que el año anterior y del cual la misma SEP desconoce el uso de esos recursos; las Universidades para el Bienestar Benito Juárez tendrán un incremento de 39 por ciento, aumento que no se justifica puesto que hace unos días los mismos alumnos protestaron durante la visita del tabasqueño a Guerrero, en exigencia de la construcción de un plantel porque llevaban tres años sin instalaciones dignas. Y entonces, ¿a dónde se va el dinero?; y un tercer programa emblema de la 4T, que también tendrá más recursos, son las Becas Benito Juárez, que servirán, al igual que sus otros programas de transferencia directa, como una compra de votos con miras a los años electorales venideros, porque los niños no representan votos; por eso, que sigan esperando los más de 6.8 millones de infantes que no han recibido este programa en zonas muy marginadas.
No, para el Gobierno federal la educación no es primero, y se confirma cada vez que se discute el PEF. Para Morena, para AMLO, la prioridad son los programas clientelares a costa de verdaderas transformaciones en el sector educativo, que hoy son más necesarios.
Organizaciones estudiantiles, como la FNERRR, han manifestado la necesidad de invertir más en la educación; los docentes, por su parte, también ha reclamado que, en el PEF 2023, tampoco se contemplan recursos para su capacitación y, por ende, la calidad educativa seguirá estancada. Y a todo esto, ¿dónde está la titular de la SEP, Leticia Ramírez? Quien la encuentre, que la reporte.
Pero la educación no será la única damnificada por la política franciscana de la 4T. También, en la discusión del futuro de los recursos para el próximo 2023, la ciencia y tecnología seguirán sin recibir apoyos suficientes para desarrollar el despunte que tanto requiere nuestro país, pues de la partida que se piensa asignar el siguiente año, se tienen contemplados 31 mil 298 millones de pesos, sin embargo, el 98 por ciento de ese monto que está clasificado dentro de la “subfunción Investigación Científica, sólo el cuatro por ciento será realmente para el financiamiento de proyectos de investigación”. Los diputados morenistas adelantan que el recurso que se ejerza para el apoyo a la ciencia y tecnología provendrá de los fideicomisos que ya están destinados para ese rubro; sin embargo, el mismo legislador Brasil Acosta, integrante de esa Comisión, ha adelantado que es falsa la propuesta, además de que los fideicomisos cada vez desaparecen más.
Al igual que la SEP, la Secretaría de Energía, de la cual dependen los apoyos científicos y tecnológicos, será de las que más recursos reciba para el siguiente año, pero la mayor parte de ellos se destinarán para la refinería Dos Bocas, emblema de la terquedad de López Obrador, así como un apoyo para la CFE.
Por donde se le quiera ver, el apoyo a la educación que tanto exigen nuestros tiempos derivados de la crisis por la pandemia y de una desatención total por quienes en los últimos cuatro años han ignorado los problemas y lo seguirán haciendo, adelanta que México seguirá reprobado, que el interés porque las futuras generaciones hagan valer su derecho a una educación de calidad y de cobertura nacional no es prioridad para quien se dijo “ser la transformación que el país necesita, por el bien de todos”.
El pueblo debe desencantarse de Morena y sus promesas de cambio, no es con programas clientelares como mejorará la educación en nuestro país, ni mucho menos con un gobierno como el de López Obrador, que impone sus megaproyectos nada viables a costa de la preparación de millones de niños. El cambio, una vez más, está en nosotros.