Es de resaltar cómo inmensas multitudes, en innumerables ciudades del mundo, se han volcado a las calles para rechazar de manera tajante el genocidio cometido por los nazis de Israel y Estados Unidos en contra del pueblo palestino, y no contra Rusia —por defender de la agresión ucronazi a los pueblos que se reintegraron democráticamente a su patria original— o contra China —por reclamar respeto a la integridad de su territorio, que incluye la isla de Taiwán. A la inversa de todas las opiniones de entendidos intelectuales y periodistas de México y del mundo, los pueblos actuaron de otra manera, no como mañosamente los guerreristas de siempre buscaban manipular.
Son realmente millones y millones de seres humanos en gigantescas marchas y manifestaciones prácticamente por todo el mundo. A pesar de todo el poder de los medios de comunicación controlados por el imperio yanqui y a pesar de las prohibiciones que ordenaron los gobiernos pro yanquis como Gran Bretaña, Francia, Alemania y otros, la gente ha salido a marchar a las calles, ondeando la prohibida bandera de Palestina. En muchos lugares se coincide en que hacía 20 y hasta 30 años que no se hacían casi simultáneamente, en unos cuantos días, tantas y tan numerosas manifestaciones. El orbe se cimbra otra vez con los pasos de los marchistas manifestantes, y no cesan, se siguen sumando más y más ciudades que brindan al mundo el hermoso espectáculo de los pueblos aprendiendo a ejercer su soberanía.
De todo esto nos damos cuenta ahora gracias a que se están abriendo más y más canales informativos a través de la internet, que no obedecen a la prensa imperialista, como son RT, Sputnik Mundo, Al Jazeera, Hyspan Tv, Red Voltaire, Telegram (con numerosos canales informativos como Geoestrategia.es, A Toda Potencia, Guerras y Geopolítica, etc.), Rebelion.org, El Viejo Topo, CEMEES, Es Noticia Hoy, Buzos de la Noticia, Kalewche,com, sanasyria.org, Telesur, Lahaine.org, portalalba.org, Xinhua, wsws.org, almayadeen.net, jacobinlat.com, Quds News Network y un largo etcétera que proporciona otro tipo de información, más exacta y con puntos de vista más objetivos que, sin embargo, deben también pasar por una profunda reflexión antes de ser aceptados todos a pie juntillas.
Al dolor compartido con las familias palestinas que han sufrido masacres, se suma un contradictorio sentimiento de alegría y esperanza al ver a viejos y jóvenes, padres y madres, hijos y hermanos, y pueblos de las más diversas culturas y colores de piel abrazarse para marchar y abrazar solidariamente a Palestina en estos momentos de angustia. La fraternidad es mundial, la vieja consigna de “Proletarios de todos los países, uníos” se realiza en las formas y momentos menos esperadas, pero siempre por causas justas. En efecto, no es cierto que la humanidad sea una raza maldita. Malditos son los que encubren los crímenes con miles de mentiras y tergiversaciones, el progreso de la humanidad no está de su lado.
Israel en un Estado terrorista, creado por los imperialistas desde su origen mismo para agredir, es cruel por naturaleza, que masacra a gente indefensa con el menor pretexto, o con complots urdidos a su favor, pero siempre interesado en exterminar pueblos. Si los mexicanos fuéramos vecinos de Israel, esa fiera sionista ya hubiera intentado exterminarnos también. Para los sionistas, que se consideran elegidos de su Dios, todos los demás pueblos del mundo sólo merecen existir para ser sus esclavos, si no, están de más en el planeta y hay que desaparecerlos.
La periodista Edie Cohen, considerada uno de los principales portavoces del gobierno israelí, publicó una fotografía de Gaza entre nubes de bombas iluminadas por las explosiones con la cínica leyenda: “Ya no hay necesidad de electricidad en Gaza. Gaza, ahora siempre hay luz para ti”. Los diputados sionistas de Israel piden que una vez que acaben con Gaza e Irán, sus tropas deben destruir a Rusia. Así como le cortaron a Gaza el acceso al agua potable, a la electricidad, los alimentos y a las medicinas, así, llegado el tiempo se lo cortarán a todos los pueblos del mundo que se les opongan. Para ellos, los enemigos de Dios no son sólo los árabes: los niños sionistas son educados para golpear cobardemente a cristianos, por muy blancos que sean, y a cualquiera que no sea de su grupo étnico, incluidos los chinos. Incluso reprimen brutalmente a los propios judíos no sionistas y que se oponen a los crímenes de su actual gobierno.
Ese es Israel, sinónimo de sadismo y odio a los pueblos, ese es el concepto original de su creación. Según la concepción sionista sólo ellos deben dirigir el mundo, y de acuerdo a esa forma de pensar en la ONU llevan décadas tratando al mundo de la peor manera posible. Y todo ello apoyado por Estados Unidos y por los principales banqueros y financieros, dueños de empresas y de trusts imperialistas, que son los principales inversionistas en Israel.
En efecto, desde otro punto de vista, podríamos decir que el mundo no ha rechazado a Rusia y a China como enfáticamente sí lo ha hecho con la crueldad y la ambición imperial, en sus formas sionista y nazi.
La mesurada respuesta rusa en la operación especial que inició en febrero de 2022 en los pueblos del Donbass, palpable en el ataque sólo a objetivos militares ucronazis, no a la población civil ucraniana, finalmente ha demostrado su éxito: el mundo no protestó como ahora, y no porque no pudiera, sino porque simplemente no lo consideró necesario, como ahora sí considera expresar su oposición a la barbarie sionista que arrasa con bombas a una población indefensa y a toda su infraestructura social construida durante décadas.
Así consideramos que ahora los mexicanos debemos tomar parte en este concierto proletario mundial, por ello convocamos a manifestarnos el próximo martes 31 de octubre en solidaridad con Palestina, exigiendo que cesen los ataques sionistas, que se detenga el genocidio y tenga su propio Estado: será mediante cadenas humanas a partir de las 10 de la mañana y mediante una actividad en las redes sociales a partir de las 4 de la tarde. Esté usted atento a los detalles en movimientoantorchista.org.mx. Allí nos vemos.