Justifica Sheinbaum que nuevas tarifas al comercio no están dirigidas a China
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, afirmó este jueves que la nueva ley que establece impuestos a las importaciones de las naciones con las cuales su país no tiene acuerdos comerciales, como las asiáticas, no está dirigida en particular a China.
"No está dirigido a China, eso es muy importante. Es a los países con los que no tenemos tratado comercial", dijo la jefa de Estado en conferencia de prensa.
La mandataria rechazó que la legislación aprobada la víspera en ambas cámaras del Congreso mexicano imponga restricciones al comercio, sino que busca impulsar el Plan México que define una estrategia para estimular inversiones y producción nacional.
"Hubo varias reuniones con los empresarios mexicanos (…), hubo también comunicación con Corea del Sur, con China, nuestro embajador en China estuvo muy activo también para explicar cuáles eran las razones", reveló la gobernante.
La reforma aprobada por iniciativa del Ejecutivo busca recaudar casi 52 mil millones de dólares por tarifas aplicadas a mercancías provenientes de China, Corea del Sur, India y otros países sin tratado de libre comercio con México.
"Nuestra mejor disposición es seguir trabajando con los Gobiernos de China, de Corea, de los otros países con los que no tenemos acuerdo comercial", subrayó.
La jefa del Ejecutivo federal explicó además que los detalles de la implementación de la nueva legislación comercial se abordarán en mesas de trabajo.
Uno de los sectores afectados sería a los fabricantes mexicanos, quienes advierten que los aranceles propuestos aumentarían considerablemente los costos de producción, dada su gran dependencia de las importaciones chinas de maquinaria, componentes y materias primas.
La medida afectaría la competitividad en un momento en que las industrias ya enfrentan presiones por el aumento de los precios de los insumos, según una persona del sector manufacturero que participa en las conversaciones con el gobierno y que pidió no ser identificada.
Su administración envió la propuesta arancelaria al Congreso a principios de septiembre, con el objetivo de imponer gravámenes a más de mil 400 categorías de productos importados de China y otros países asiáticos —entre ellos automóviles, autopartes, acero, juguetes y muebles— con tasas que oscilarían entre el 10 y el 50 por ciento.